En un mensaje titulado "Los cuarenta años de la II Conferencia General del Episcopado Latinoamericano de Medellín", la Conferencia Episcopal Venezolana (CEV) hizo un llamado a recuperar el verdadero espíritu del Documento de Medellín, cuyas propuestas pastorales siguen siendo vigentes en la actual realidad del continente.
Los obispos de Venezuela recuerdan que del 26 de agosto hasta el 7 de septiembre de 1968 tuvo lugar en la ciudad de Medellín (Colombia) la II Conferencia General del Episcopado Latinoamericano; y señalan que "es preciso recordar que el Concilio fue el principio inspirador e iluminador de esta Conferencia, con miras sobre todo a su aplicación en nuestro continente; el enunciado del tema, acogido después como título de los documentos resultantes, lo expresa claramente: La Iglesia en la actual transformación de América Latina a la luz del Concilio Vaticano II".
Recibe las principales noticias de ACI Prensa por WhatsApp y Telegram
Cada vez es más difícil ver noticias católicas en las redes sociales. Suscríbete a nuestros canales gratuitos hoy:
"La miseria y la marginación de grandes masas se consideraban fruto de las injusticias y desigualdades, y producía serios interrogantes a la acción pastoral de la Iglesia y demandaba respuestas decisivas. Muchos de los gobiernos del continente eran dictaduras o sistemas autoritarios, y cundía el militarismo, a la par que varias naciones sufrían el impacto y el desgaste de guerrillas de signo ideológico marxista, alentados por la experiencia de la revolución cubana", recuerda el mensaje de la CEV.
Según los obispos venezolanos, "las ideas fundamentales que durante la preparación, discusión y en las conclusiones aparecen como características de Medellín, son las siguientes":
l La vocación del hombre a su desarrollo integral: "Cada hombre es portador de una 'semilla divina' que ha sido plantada en él desde el comienzo. Debe desarrollarla hasta la plenitud final en el encuentro definitivo con el Señor de la gloria".
l La idea de una salvación integral que abarca la totalidad del hombre y del mundo: Esta salvación exige la liberación total del hombre de la servidumbre del pecado y sus consecuencias (ignorancia, opresión, miseria, hambre y muerte) y la incorporación de la vida nueva por la gracia, principio y germen de eternidad.
l La Iglesia se manifiesta como sacramento de unidad y al servicio del pueblo de Dios: "Ella expresa y realiza en el tiempo la comunión del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Lleva a los hombres a la unión íntima con Dios por la Palabra y el Sacramento".
Los Obispos venezolanos destacan que Medellín "dio impulso al concepto y la vivencia de la colegialidad episcopal en América Latina, comenzada trece años antes en Río de Janeiro"; llamó la atención "sobre la pobreza injusta como uno de los hechos más resaltantes de la realidad latinoamericana"; y dio inicio "a un proceso renovador que produjo grandes tensiones al interior de la Iglesia en América Latina, no exento de interpretaciones ideológicas y radicales, de retrocesos y repliegues, y también de necesarias clarificaciones por parte del magisterio, pero, al mismo tiempo, con frutos bastantes positivos en el campo de la acción social y del compromiso de los cristianos con la transformación y la construcción de una sociedad más justa y solidaria".
Los Obispos constatan además que en Venezuela, la acogida de la II Conferencia General del Episcopado Latinoamericano fue desigual. "En algunos sectores se hizo una interpretación radical de los documentos. Hubo tensiones. Esto impidió en parte percibir el esfuerzo de aquellos que, desde la fe, intentaban llevar a la práctica las conclusiones de los obispos latinoamericanos. Sin embargo, en algunas áreas pastorales se realizó, con relativo éxito, un gran esfuerzo de renovación, especialmente en la catequesis, la educación, la pastoral social y la pastoral juvenil".
Y concluyen proponiendo que para celebrar este aniversario "las diversas instancias eclesiales (lleven a cabo) actividades que permitan conocer y estudiar los documentos de Medellín".