En su último reportaje, el vaticanista italiano Sandro Magister, del semanario L'Espresso, señala que Internet ha venido siendo escenario de una confrontación entre el sacerdote y teólogo Clodovis Boff y su más famoso y controvertido hermano de sangre, Leonardo, en torno al tema de la teología de la liberación.
Según informa Magister en su página web, los hermanos Clodovis y Leonardo se han distanciado por el debate en torno a la teología de la liberación de vertiente marxista; porque "el primero la critica a fondo y se ha pasado al campo de Ratzinger, mientras el segundo continúa defendiéndola y se siente traicionado".
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"Los caminos de los dos hermanos –escribe Magister– se separaron y se enfrentaron precisamente en lo que antes los unía: la teología de la liberación".
El debate comenzó con el ensayo publicado por Clodovis en el otoño pasado en la "Revista Eclesiástica Brasileña" –dirigida de 1972 a 1986 por Leonardo–, en el que el hermano menos conocido pero también prominente teólogo rompe con "el error de principio" sobre el que a su juicio se funda la teología de la liberación de vertiente marxista.
El vaticanista italiano recuerda que en la actualidad Leonardo se autodefine hoy "theologus peregrinus", dejó el hábito franciscano, se casó y vive en Petrópolis, en el estado de Río de Janeiro.
Clodovis Boff, en cambio, sigue siendo sacerdote de los Siervos de María, vive en Curitiba y enseña en la Pontificia Universidad Católica de la ciudad. No ha sido nunca procesado por la Congregación para la Doctrina de la Fe, pero en los años ochenta perdió la cátedra en la Pontificia Universidad Católica de Río de Janeiro y le se le impidió enseñar en el "Marianum", la facultad teológica de su orden, en Roma.
Leonardo lamenta el cambio de su hermano, a quien acusa de haberse pasado en alma y cuerpo a sostener "con optimismo ingenuo y entusiasmo juvenil" la línea pastoral propuesta por los obispos latinoamericanos en Aparecida, en la V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano inaugurada por el Papa Benedicto XVI.
Según Magister, "precisamente el que sustituyó a Clodovis Boff en la cátedra de teología en Rio de Janeiro, el italiano Filippo Santoro, hoy Obispo de Petrópolis y perteneciente a Comunión y Liberación, es el mismo que más ha inspirado y seguido su 'conversión', que ha durado algunos años y que finalmente ha desembocado en el ensayo publicado en la 'Revista Eclesiástica Brasileira'".
El ensayo de Clodovis tuvo fuerte resonancia al interior del círculo de teólogos de la liberación; pero fue la respuesta de Leonardo la que atrajo la atención de la prensa católica europea, dice el vaticanista de L'Espresso.
Las críticas de Clodovis
En efecto, en su ensayo, Clodovis Boff critica el fundamento sobre el que se basa la teología de la liberación, no la teórica, sino la "realmente existente". A su juicio, el error "fatal" en el que ella incurre consiste en colocar al pobre como "primer principio operativo de la teología", sustituyéndolo a Dios y a Jesucristo.
"Desde este error de principio sólo pueden derivarse efectos funestos. [...] Cuando el pobre adquiere el estado de ‘primum’ epistemológico, ¿qué ocurre con la fe y su doctrina a nivel de teología y de pastoral? [...] El resultado inevitable es la politización de la fe, su reducción a instrumento para la liberación social".
"La 'pastoral de la liberación' se vuelve un brazo entre tantos del ‘movimiento popular’. La Iglesia se hace semejante a una ONG y así se vacía también físicamente: pierde empleados, militantes y fieles. Los ‘de afuera’ experimentan poca atracción por una ‘Iglesia de la liberación’, ya que, para la militancia, disponen ya de las ONGs, mientras que para la experiencia religiosa tienen necesidad de mucho más que una simple liberación social. Además, por el hecho de no percibir la extensión y la relevancia social de la actual inquietud espiritual, la teología de la liberación se muestra culturalmente miope e históricamente anacrónica, o sea alienada por su tiempo".
En la segunda parte de su ensayo, el autor muestra cómo la teología de la liberación puede "salvarse" con sus frutos positivos sólo regresando a su fundamento original, que se encuentra en el documento final de la conferencia de Aparecida.
Ese documento, escribe, es la "límpida demostración" de cómo es posible conjugar correctamente la fe a la acción liberadora. A diferencia de la teología de la liberación, que "parte del pobre y encuentra a Cristo", Aparecida "parte de Cristo y encuentra al pobre", teniendo bien claro que "el principio-Cristo incluye siempre al pobre sin que el principio-pobre incluya necesariamente a Cristo. [...] La fuente original de la teología no es otra que la fe en Cristo".
Leonardo Boff, respondiendo a su hermano, se lamenta que "mi sospecha es que las críticas hechas por Clodovis den a las autoridades eclesiásticas locales y romanas las armas para condenarla nuevamente y, quién sabe, prohibirla definitivamente del espacio eclesial. Ya que las críticas devastadoras provienen de dentro, de uno de sus más conocidos expositores, ellas pueden prestarse a este juego infeliz".
"Su posición –agrega Leonardo– es música para los oídos de cuantos, distantes del mundo del sufrimiento de los pobres, tienen aversión por esta teología. Refuerza el intento de aquellos que en la sociedad y en sectores del Vaticano la quieren muerta o impiden que sea estudiada o prohíben que sea una referencia para la práctica pastoral con los pobres y los marginados".
Frustración interna
Magister explica que una de las razones por las que el ensayo de Clodovis ha generado desazón al interior del círculo de teólogos de la liberación marxistas es, entre otras cosas, porque inicia su ensayo con una cita del jesuita Jon Sobrino, recientemente examinado por la Congregación para la Doctrina de la Fe. Y lo cita precisamente para mostrar lo equívoco del lenguaje "liberacionista": "Jon Sobrino habla de los pobres como la instancia que da la ‘dirección fundamental’ a la fe y como su ‘lenguaje más decisivo’. Con toda evidencia, estos dos adjetivos, ‘fundamental’ y ‘decisivo’, son colocados allí sin atención. Porque no le toca en absoluto, a los pobres, sino a la ‘fe apostólica trasmitida por la Iglesia’, como recuerda, en modo pertinente, la notificación romana, poniendo en discusión ciertos puntos de la cristología del citado teólogo".