El Papa Benedicto XVI exhortó a los países miembros del Grupo de los Ocho (G-8), a poner en el centro de sus deliberaciones a "las poblaciones más débiles y más pobres, cuya vulnerabilidad aumentó por las especulaciones y las turbulencias financieras, que tienen efectos perversos sobre los precios de los alimentos y de la energía".
Tras pronunciar el Ángelus en la plaza central de Castel Gandolfo, el Pontífice pidió a los líderes de los ocho países más desarrollados concretar "los compromisos asumidos" en las reuniones precedentes a este encuentro que se realiza en Toyako (Japón).
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Benedicto XVI instó a "aprobar con coraje todas las medidas necesarias para vencer el flagelo de la extrema pobreza, del hambre, de las enfermedades, del analfabetismo, que afectan aún a gran parte de la humanidad".
"Yo también me uno a este fuerte llamado a la solidaridad", manifestó el Papa, y reclamó que "la generosidad y la clarividencia ayuden a tomar decisiones destinadas a relanzar un equitativo proceso de desarrollo integral, en salvaguardia de la dignidad humana".
La cumbre del G-8 reúne a jefes de Estado de Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña, Italia, Japón y Rusia.