A poco de celebrarse el aniversario patrio de Argentina el 9 de julio, el Arzobispo de La Plata, Mons. Héctor Aguer, dijo que "tenemos que pedirle al Señor la sabiduría del diálogo pero también tenemos que ejercitarlo", ante la crisis actual que se vive en el país.
En su alocución semanal televisiva, el Prelado instó a "calmar los ánimos. Apearnos del caballo de la soberbia y andar, andar con los pies en el suelo, mirando a nuestro alrededor –eso se llama circunspección– y así darnos cuenta de cuál es la realidad".
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En su opinión, "uno de los problemas más serios que afrontamos en el nuevo aniversario patrio, es la necesidad de curar heridas", y sostuvo que el remedio pasa por la "sabiduría del diálogo" ya que "no es fácil el diálogo y porque de los protagonistas requiere ir ejercitándose en un arte".
"Para poder dialogar hay que saber escuchar. Tengo la impresión de que ‘los diálogos’ que están ocurriendo en la Argentina, en los últimos tres o cuatro meses, no son tales. Son gritos, son protestas, cuando no agresiones y hasta insultos. Esto no es sabio", advirtió.
Seguidamente Mons. Aguer precisó que "la sabiduría del diálogo supone primero la serenidad de escuchar y no descalificar de antemano a aquel que no piensa como uno. Además se trata de cosas sobre las cuales es casi increíble que la gente no pueda ponerse de acuerdo".
El Arzobispo también comentó que "este aniversario del 9 de Julio no nos encuentra muy tranquilos, ni muy cómodos, a los argentinos. Tengo la impresión de que esa gran crisis que sufrimos a fines del 2001 se ha ido prolongando. Estamos un poco mejor respecto de aquel borde del abismo en que nos encontrábamos, pero, sin embargo, desde el punto de vista moral, cultural o institucional pareciera que no hemos superado totalmente una situación crítica".
"Lo que hoy pareciera más notable es un clima de irritación, de división, de descontento, de protesta, de queja, una especie de atomización social que estamos padeciendo", añadió luego.
Al preguntar qué ocurre "si en una herida abierta echamos ácido sulfúrico", el Prelado dijo que "esta es la impresión que uno tiene acerca de las discusiones actuales. En lugar de tratar de cerrar las heridas se las quiere abrir más; personas que por su ubicación tendrían que ser más cuidadosas en esto y que tendrían que asumir algo de la mentalidad y de la actitud de corazón propia del Buen Samaritano atizan los ánimos y provocan más aún la división".
Antes de concluir, el Arzobispo lamentó que haya "demasiada mentira en la sociedad argentina", por eso el fracaso del diálogo, porque éste "no puede apoyarse sobre la mentira".
"En estos días, cercanos a la Fiesta de nuestra independencia animémonos a rezar la oración por la Patria. Y no sólo a rezarla, sino que pongamos todo aquello que está de nuestra parte para ir curando las heridas que nos tienen todavía tan necesitados de que el Señor nos conceda su alivio y su fortaleza", finalizó.