En un artículo publicado por el antropólogo italiano Fiorenzo Facchini en L'Osservatore Romano, el experto precisa cómo creación y evolución no son conceptos opuestos sino complementarios, y cómo a través del diálogo entre la fe y la razón se puede llegar a entender mejor ambas realidades.
En su artículo, Facchini explica que "históricamente la visión darwiniana de la evolución ha llegado a colocarse en cierta contraposición con el concepto de creación. En el campo católico la primera reacción fue de defensa con la reafirmación del concepto de creación. Dos conceptos, evolución y creación, que hoy no se ven en oposición, si están cada uno en su ámbito, pero que científicos y teólogos a veces han tratado como si estuviera contrapuestos".
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Bastaría reflexionar, prosigue, "que uno pertenece a la ciencia, la evolución; y el otro, la creación, a la filosofía y a la teología para comprender que no son comparables y por lo tanto no pueden estar en conflicto entre ellos. Es una distinción que hoy es admitida ampliamente, pero que ha encontrado incomprensiones y dificultades".
Para el experto, "recientes intervenciones del Magisterio de la Iglesia reafirmando la creación no han excluido la evolución", sino que precisan "una distinción de ámbitos, es decir de conciliarlas y armonizarlas, porque uno y otro concepto responden a respuestas distintas acerca del origen y concurren en la única verdad de las cosas. En ello somos ayudados por la profundización teológica de la idea de creación que se avala por la mediación filosófica".
Tras asegurar que "como creación de la nada y el inicio del mundo, y por tanto en el tiempo, la idea de creación pertenece a la enseñanza de la Biblia y por lo mismo es una verdad enseñada por la Iglesia", Facchini precisa que también hace parte de este magisterio que "el mundo, también lo que se ha ido formando en el tiempo por los procesos evolutivos, tiene un sentido que en conjunto responde a un diseño del Creador".
"Benedicto XVI insiste en afirmar que el universo no se ha hecho por sí mismo y no es el fruto del caso, una afirmación que tiene un carácter filosófico y que está de acuerdo con lo que la Escritura enseña. Entra en juego el concepto de creación, que, como se ha visto, no es una categoría científica sino filosófica y teológica. La exclusión de una causa superior, sostenida de la extensión de modelos evolutivos presentes en la naturaleza, aparece así como una elección subjetiva que no tiene un verdadero fundamento científico, cualesquiera que sean los motivos que la inspiren".
El experto asegura luego que el magisterio de la Iglesia considera al hombre "no reducible a un primate superior. A fuerza de su dimensión espiritual, no puede ser el puro producto de una evolución biológica. La presencia del espíritu comporta una voluntad positiva del Creador que se extiende al primer hombre como a cada ser humano actual, cuyo espíritu no puede derivarse o explicarse con la potencialidad de la materia viviente".
"En varias ocasiones Juan Pablo II ha reafirmado esta verdad y habla de un 'salto ontológico' entre el animal y el hombre. Es un paso que no puede ser colmado por las puras fuerzas y propiedades de la naturaleza física. El carácter trascendente del hombre, expresado en la autoconciencia y en la libertad; y documentado por la cultura, dirige a la trascendencia del Creador de la que el hombre es imagen y confiere a éste su dignidad y tareas únicas en el mundo de los vivientes. A través de él está toda la creación que adquiere un nuevo sentido", afirma.
Fiorenzo Facchini ha sido profesor de Antropología en la Universidad de Bologna entre 1976 y 2005, docente de Palentología Humana en la misma casa de estudios entre 1985 y 2006. Es miembro de distintas sociedades italianas e internacionales como el Instituto Italiano de Antropología, la Academia de Ciencias Naturales de Bologna, la New York Academy of Sciences; entre otras. Tiene cerca de 400 publicaciones entre las que se cuentan más de una decena de libros sobre antropología y cultura.