A través de una declaración oficial, la Santa Sede deploró la amplia cobertura que la prensa italiana da en estos días a las declaraciones de una mujer presuntamente vinculada a la mafia italiana que acusó al fallecido Arzobispo estadounidense Paul Marcinkus, quien fuera presidente de la Pontificia Comisión para el Estado de la Ciudad del Vaticano, de haber participado en la desaparición de una adolescente en 1983.
El Director de la Oficina de Prensa de la Santa Sede, Padre Federico Lombardi, S.I., lamentó que "la trágica desaparición de la joven Emanuela Orlandi, ha vuelto a la actualidad en el mundo de la información italiana".
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"Llama la atención la forma en que sucede, con la amplísima divulgación en los medios de comunicación de informaciones reservadas, que no se someten a ninguna comprobación, procedentes de un testimonio de valor muy dudoso", advirtió y señaló que "sin demostrar ni respeto ni humanidad ante personas que ya han sufrido tanto, se reaviva de esa forma el profundo dolor de la familia Orlandi".
"Se difunden acusaciones infamantes y sin fundamento contra el arzobispo Marcinkus (fallecido en 2006 NDR), muerto desde hace tiempo e incapaz de defenderse", agregó la declaración.
El Padre Lombardi precisó que "no queremos interferir en ningún modo con las tareas de la magistratura, que debe verificar rigurosamente, como es su deber, hechos y responsabilidades. Pero al mismo tiempo no podemos dejar de manifestar disgusto y reprobación por formas de información más en sintonía con el sensacionalismo que con las exigencias de la seriedad y la ética profesional".
El caso de Emanuela Orlandi, hija de un funcionario vaticano, conmocionó a la sociedad italiana. La adolescente de 15 años desapareció en Roma en 1983 y hasta la fecha se desconoce su paradero.