El nuevo Patriarca Latino de Jerusalén, Mons. Fouad Twal, nombrado hace unos días por el Papa Benedicto XVI para suceder en su cargo a Mons. Michel Sabbah, señaló que "nuestro pueblo de Tierra Santa como todos los pueblos del Medio Oriente, no cesa de gemir y sufrir esperando la hora de su liberación, la hora de su resurrección, porque su via crucis continúa".
En un artículo publicado por Sara Fornari en L'Osservatore Romano, la periodista recoge las palabras del nuevo Patriarca quien también dijo que "como es corta la distancia que separa el Gólgota del Sepulcro vacío, así sabemos que es corta la distancia entre la muerte y la resurrección. Por esto no hay motivo alguno para tener miedo. Mi fe se nutre de todas las riquezas espirituales, humanas y eclesiales de esta diócesis".
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El sábado 21 de la tarde, en la tradicional procesión hasta el Santo Sepulcro en Jerusalén, Mons. Twal se dirigió a la comunidad reunida para la ocasión y destacó que "luego de casi tres años de espera y preparación, recibo de la Santa Iglesia el encargo de guiar a nuestro bienamado Patriarcado Latino de Jerusalén, 'Madre de las Iglesias'. Heredo así los desafíos y recojo los distintos problemas acumulados, internos y externos. Me llena de fe porque sé que no estoy solo, pues me apoyo en la gracia de Dios que en mí no ha sido vana y en la potencia del Salvador que se manifiesta en mi debilidad".
Estuvieron presentes en esta ceremonia el Gran Maestro de la Orden Ecuestre del Santo Sepulcro, Cardenal John Patrick Foley, el Nuncio Apostólico en Israel y Chipre y Delegado Apostólico en Jerusalén y Palestina, Arzobispo Antonio Franco; y el Custodio de Tierra Santa, P. Pierbattista Pizzaballa.
El lunes 23 por la mañana, en la Basílica del Santo Sepulcro, el nuevo Patriarca Latino de Jerusalén presidió la Misa en la que dijo a la comunidad cristiana presente que "nos arriesgamos a ser crucificados con y por Cristo, pero con Él somos la imagen radiante de al Iglesia de mañana. Cristo es cabeza de nuestra Diócesis de Jerusalén. Somos hijos de esta tierra, somos los hijos del via crucis y del Gólgota, pero al mismo tiempo somos hijos de la luz, de la alegría y la resurrección".
"Seremos la voz que anuncia la felicidad y la paz que vendrán, la voz que denuncia y combate la injusticia, el odio y la intriga", alentó el Prelado.
Finalmente, Mons. Twal pidió a Dios que otorgue "la gracia de amar como Tú amas, sin límites, de perdonar como tú perdonas, de servir y darnos como Tú sirves y te donas, y de superar así; con nuestra generosidad, todas las barreras sociales, políticas y confesionales para llegar a ser, por tu gracia y con tu sabiduría, instrumento de cambio en medio de todos".