Financiada por los más radicales promotores del aborto a nivel mundial, la cineasta Eve Reinhardt recorre en estos días Perú buscando entrevistar a obispos y líderes pro-vida para incluirlos en un "proyecto multimedia" que –lejos de la neutralidad que afirma la realizadora–, se convertiría en un instrumento de batalla para recuperar el apoyo económico estadounidense al aborto en los países pobres.
Uno de los expertos pro-vida contactados con medias verdades por Reinhardt fue Carlos Polo, director para América Latina del Population Research Institute (PRI). Polo descubrió que el proyecto de la cineasta se titula "The Decency Gap" (La Brecha de la Decencia) y se reunió con ella para desenmascararla, con el apoyo de un camarógrafo que registró el encuentro. El video se puede ver aquí: http://www.youtube.com/watch?v=83JXW41BRA0
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Según explicó Polo a ACI Prensa, Reinhardt lo llamó por teléfono presentándose como una cineasta "independiente" que quería entrevistar a representantes de ambos lados en el debate del aborto, que su proyecto no tenía un título y aseguró que ya había conseguido entrevistas con algunos obispos y líderes pro-vida en Cuzco y Lima.
Sin embargo, Polo descubrió que el proyecto no solo tenía un título sino también un sitio web oficial (http://www.thedecencygap.org) en el que se detalla que "The Decency Gap" no es una iniciativa neutral sino que es gestado por los mayores promotores mundiales del aborto como la International Planned Parenthood, Marie Stopes Internacional y Center for Reproductive Rights, además de involucrar a la entidad abortista PROMSEX de Perú.
Los responsables de http://www.thedecencygap.org/ retiraron la información del sitio web poco antes de la publicación de esta historia.
El experto sostiene que este proyecto busca terminar con la Política de Ciudad de México, una política adoptada por el gobierno estadounidense que prohíbe financiar a las organizaciones que realizan abortos o promueven su legalización como método de planificación familiar fuera de sus fronteras. Según Polo, el objetivo de los realizadores es "influenciar a la opinión pública norteamericana para recuperar los fondos de sus contribuyentes y utilizarlos en la industria del aborto internacional".
"Con esta perspectiva, la supuesta imparcialidad periodística de Reinhardt en el tema del aborto es imposible. Su interés por contar con testimonios de líderes de defensa de la vida era más que sospechosa", agregó Polo.
Asimismo, consideró que el PRI era un objetivo especial para la cineasta porque "con sus investigaciones de campo sobre abusos a los derechos humanos ha contribuido más que ninguna otra entidad en el mundo a restringir fondos para la industria del aborto. La evidencia recopilada sobre la política de un solo hijo en China y las esterilizaciones forzadas en Perú durante el gobierno de Fujimori son algunas de las acciones que han significado más de 500 millones de dólares de pérdidas al movimiento internacional pro aborto".
Según Polo, "ésta es la forma en que los grupos a favor del aborto siempre han mentido. A los que defendemos la vida nos han invitado a seudo debates supuestamente imparciales y luego nos han llamado fundamentalistas y retrógrados. Esta vez ni siquiera era una invitación sino un engaño malsano. ‘The Decency Gap’ nos quiere presentar como enemigos de las mujeres pobres cuando en realidad son los grupos religiosos, mayormente católicos y evangélicos, quienes cuidan a las mujeres pobres y a sus niños cuando ellas no los quieren abortar. ‘The Decency Gap’ y sus colaboradores lo único que protegen es la posibilidad legal y financiera de grupos económicos poderosos que han hecho del aborto una industria. Y esto se repite en todo el mundo".