El Arzobispo de Toledo y Primado de España, Cardenal Antonio Cañizares Llovera, recordó que "la escuela católica pone en el centro la exigencia fundamental de todo educador cristiano: transmitir la verdad no sólo con las palabras, sino también testimoniarla explícitamente con la propia existencia".
En su artículo titulado "La Escuela Católica, ámbito de educación integral", que aparece en el boletín arquidiocesano de Toledo "Padre Nuestro" de esta semana, el Purpurado destacó que "asegurando una enseñanza escolar de calidad, la escuela católica propone una visión cristiana del hombre y del mundo que ofrece a los niños y jóvenes la posibilidad de un diálogo fecundo entre la fe y la razón, el encontrarse con la verdad, apoyarse en ella, ser guiados en todo por ella".
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En el mencionado artículo que hace parte de una serie de reflexiones sobre la educación en España, el Cardenal subraya que "Verdad, bien y belleza son bienes, contenidos y fines fundamentales de la escuela católica. Una escuela al servicio de la verdad que nos precede y hace libres y se realiza en el amor, ofreciendo toda la luz y todo cuanto comporta Jesucristo que es la verdad en persona, no algo abstracto e irreal".
Ante el panorama actual, explica el Cardenal la escuela católica debe "proponer un verdadero y propio proyecto educativo que permita a los niños y jóvenes no sólo adquirir una madurez humana, moral y espiritual, sino empeñarse también en la transformación de la sociedad, preocupándose de colaborar en la venida y establecimiento del Reino de Dios entre nosotros".
Seguidamente resalta que "en el centro de todo" tiene que estar "la persona humana, la dignidad de todo ser humano, el establecimiento de los derechos humanos fundamentales que no los crean los poderes humanos, ni surgen del consenso entre los hombres, ni de las mayorías parlamentarias, sino que precede a todo ello y que están inscritos en el mismo ser del hombre".
El Arzobispo de Toledo subrayó que "ante todo, hemos de buscar que nuestra presencia sea eminentemente evangelizadora. Evangelizar es humanizar, es educar; evangelizar es llevar a cabo la obra de renovación de la humanidad con hombres y mujeres nuevos con la verdad y novedad del Evangelio; evangelizar es ayudar a aprender el arte de vivir, de ser hombre, en conformidad con quien es la verdad del hombre: Jesucristo. Por ello la escuela católica evangeliza educando y educa evangelizando".
"Llevar a los alumnos al encuentro con la persona de Jesucristo es lo mejor que podemos ofrecer en el campo de la educación, con la mediación escolar; y es, por ello, una gran contribución al servicio de lo que es la escuela", concluye.