El Papa Benedicto XVI alentó a "salvaguardar la vida humana, en particular la no nacida y ya concebida, cuya inocencia y desprotección es mayor" pues "es una tarea siempre vigente", al recibir esta mañana en el Vaticano al embajador de Guatemala ante la Santa Sede, Acisclo Valladares Molina.
Tras recordar que este año se cumple el 25º aniversario de la primera visita pastoral de Juan Pablo II a Guatemala, Benedicto XVI señaló que el "derecho primario a la alimentación está intrínsecamente vinculado con la tutela y defensa de la vida humana, roca firme e inviolable donde se apoya todo el edificio de los derechos humanos".
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"Nunca será bastante, pues, el esmero que hay que poner para atender a las madres, especialmente a las que se hallan en grave dificultad, de modo que puedan traer a su prole al mundo con dignidad, evitando así el injustificable recurso al aborto", precisó el Santo Padre.
"En este sentido, salvaguardar la vida humana, en particular la no nacida y ya concebida, cuya inocencia y desprotección es mayor, es una tarea siempre vigente, con la que está relacionado, por su propia naturaleza, el facilitar que la adopción de los niños esté garantizada en todo momento por la legalidad de los procedimientos utilizados para ello", continuó.
Seguidamente el Pontífice resaltó que "otro desafío para Guatemala es remediar la desnutrición de numerosos niños. El derecho a la alimentación responde principalmente a una motivación ética: 'dar de comer a los hambrientos', que apremia a compartir los bienes materiales como muestra del amor que todos necesitamos", para lo cual es necesario "métodos y acciones específicas que permitan una explotación de los recursos que respete el patrimonio de la creación".
Luego de explicar que la pobreza y la emigración son dos problemas que los guatemaltecos deben afrontar, el Santo Padre indicó que "la rica experiencia eclesial, acumulada a lo largo de la historia, puede ayudar a encontrar las medidas para afrontar estos problemas desde una perspectiva humanitaria y para robustecer la solidaridad, indispensable para lograr soluciones efectivas y duraderas".
"En este sentido, a los imprescindibles programas técnicos y económicos, han de añadirse aquellos otros aspectos que fomenten la dignidad de la persona, la estabilidad de la familia y una educación que tenga en cuenta los más importantes valores humanos y cristianos".
Benedicto XVI describió luego que "el flagelo de la violencia social se agudiza a menudo por la falta de diálogo y de cohesión en los hogares, por lacerantes desigualdades económicas, por graves negligencias y deficiencias sanitarias, por el consumo y el tráfico de droga o por la lacra de la corrupción".
"Constato con satisfacción los pasos que se han dado en su Nación en la lucha contra estas tragedias, y que han de continuar, promoviendo la cooperación de todos para acabar con ellas a través del cultivo de los rectos valores y el combate a la ilegalidad, la impunidad y el soborno", añadió.
"A la vez que encomiendo a la maternal intercesión de Nuestra Señora del Rosario al pueblo y a las autoridades guatemaltecas, suplico fervientemente a Dios que bendiga y acompañe el camino que está recorriendo su Patria, para que en ella brillen sin cesar las estrellas de la paz, la justicia, la prosperidad y la concordia fraterna", finalizó el Papa.