En una instrucción titulada "El Servicio de la autoridad y la obediencia", la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica solicita a religiosos y consagrados del mundo recuperar la obediencia como un valor fundamental que no puede ser relativizado por nuevas tendencias.
La Instrucción fue presentada este miércoles a una asamblea de los superiores y superioras generales en el Salesianum de Roma.
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Según un comunicado del Dicasterio que preside el Cardenal Franc Rodé, "el texto afronta ante todo la temática de la obediencia religiosa encuadrada como una búsqueda de Dios y de su voluntad propia del creyente".
"La obediencia cristiana y religiosa no se configura, antes que nada o sencillamente, como una ejecución de leyes o de disposiciones eclesiásticas o religiosas, sino como una etapa del camino en busca de Dios, que pasa a través de la escucha de su Palabra, la toma de conciencia de su proyecto de amor, la experiencia fundamental de Cristo, el obediente por amor hasta la muerte de cruz", agrega.
"La autoridad en la vida religiosa se enmarca, por lo tanto, como ayuda a la comunidad (o al instituto) para buscar y cumplir la voluntad de Dios. La obediencia no se justifica, por tanto, a partir de la autoridad religiosa, ya que todos en la comunidad religiosa, en primer lugar la autoridad, están llamados a obedecer. La autoridad se pone al servicio de la comunidad para buscar y realizar juntos la voluntad de Dios", señala el documento.
El comunicado señala que la Instrucción aborda también "la delicada cuestión de las 'obediencias difíciles', es decir aquellas en las que lo que se pide al religioso o a la religiosa resulta particularmente gravoso o aquellas donde el que debe obedecer piensa que hay 'cosas mejores y más útiles para su alma de las que le ordena el superior'".
El documento menciona también "la posible 'objeción de conciencia' en quien debe obedecer, avalándose de un texto todavía actual de Pablo VI".
La Instrucción pretende recordar, informa el Dicasterio, "que la obediencia en la vida religiosa puede también dar lugar a momentos difíciles y situaciones de sufrimiento en las que es necesario pensar en el Obediente por excelencia, Cristo".
Por otra parte, se afirma que también "la autoridad puede ser 'difícil' y llevar a momentos de desaliento o cansancio que pueden desembocar en comportamientos de renuncia o descuido a la hora de ejercer una guía adecuada de la comunidad".
"La referencia a la conciencia ayuda a concebir la obediencia no meramente como una ejecución de órdenes pasiva y sin responsabilidad, sino como un asumir de forma responsable compromisos que son actuación concreta de la voluntad de Dios", agrega el comunicado del Dicasterio.
"Si el documento contiene una exhortación a la obediencia, serena y motivada en la fe, también ofrece un amplio y articulado conjunto de indicaciones para el ejercicio de la autoridad", como "la invitación a la escucha, a favorecer el diálogo, la división, la corresponsabilidad, a tratar con misericordia a las personas confiadas".
La Instrucción, sigue explicando el comunicado, "otorga un relieve particular a la comunidad religiosa como lugar donde, bajo la guía del superior y la superiora, se ejerce un 'discernimiento comunitario' respecto a las decisiones a tomar. Esta praxis, para la que se ofrecen importantes indicaciones, no elimina, sin embargo, la tarea propia de la autoridad".