El Arzobispo de Salta, Mons. Mario Cargnello, alentó a los argentinos a apostar "con audacia creativa y confianza renovada a la amistad social y al diálogo como camino para construir la comunidad nacional", durante su homilía del Te Deum por el 198º aniversario de la Revolución de Mayo.
En presencia de la Presidenta de Argentina, Cristina Fernández de Kirchner y otras autoridades que se hicieron presentes en la Catedral de Salta, el Prelado destacó que "el diálogo es un instrumento eficaz para convertir la crisis en oportunidad".
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"Reafirmemos nuestra convicción de que 'una sociedad no crece necesariamente cuando lo hace su economía, sino sobre todo cuando madura en su capacidad de diálogo y en su habilidad para gestar consensos que se traduzcan en políticas de estado que orienten hacia un proyecto común de Nación'. Avancemos en la construcción de una Patria de hermanos. No neguemos a nuestros niños y a nuestros jóvenes esta señal de esperanza", continuó.
Tras recordar que el Episcopado argentino ya ha precisado que "solo buenos ciudadanos, que obren con inteligencia, amor y responsabilidad, pueden edificar una sociedad y un estado más justos y solidarios", Mons. Cargnello exhortó a renovar "el esfuerzo por cancelar cada día la deuda social que grava sobre nosotros y nos impele a hacernos cargo sobre todo de los más pobres".
"Renovemos nuestro esfuerzo por consolidar el sistema democrático desde el respeto a la constitución y a las instituciones de la patria. Cuando el respeto a la ley constituye un bien adquirido cada ciudadano puede sentirse libre y proyectarse dignamente. Lo contrario pone a la nación en un camino involutivo hacia la ley de la selva. ¿Será capaz nuestra generación de avanzar desde la 'viveza criolla' hacia la nobleza que compromete?", instó el Prelado.
El Arzobispo argentino también subrayó la necesidad de educar basándose "en los inclaudicables valores puestos por Dios en el corazón del hombre. Animémonos a crecer en la honestidad, en la austeridad, en la responsabilidad por el bien común, en la solidaridad y en el espíritu de sacrificio, en la cultura de la familia, de la vida y del trabajo".
"La dimensión religiosa de la persona es la base de su dignidad y la custodia de su libertad. Nunca Argentina tuvo miedo a Dios, fuente de toda razón y justicia y, en esta hora es muy bueno que nos presentemos ante Él para alabarlo", dijo además.
"Por último, Señora Presidenta, permítame encomendarla a la protección de la Santísima Virgen, Mujer y Madre", para que "Ella, honrada aquí como Virgen del Milagro, la acompañe en esta hora en la que le toca a usted aportar desde el lugar de presidenta, lo mejor del genio femenino a la historia de nuestra amada nación", finalizó.