Al recibir las cartas credenciales de Mordechay Lewy, nuevo Embajador de Israel ante la Santa Sede, el Papa Benedicto XVI reconoció el derecho de Israel a la autodefensa; pero pidió más apoyo a las oprimidas minorías cristianas.
Luego de presentar sus augurios con motivo de la celebración de los 60 años de Israel como estado; señaló que espera que "llegue pronto el tiempo de alegrarse aún más cuando una paz justa resuelva finalmente el conflicto con los palestinos".
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El Papa enumeró después los diversos sectores de interés mutuo para la Santa Sede y el estado de Israel, subrayando que "la herencia judeocristiana debe inspirarnos para encabezar la promoción de múltiples formas de actividades sociales y humanitarias en todo el mundo, entre otras la de luchar contra cualquier forma de discriminación racial".
"Las ciudades santas de Roma y Jerusalén representan una fuente de fe y sabiduría de importancia capital para la civilización occidental y, por lo tanto, los lazos entre Israel y la Santa Sede tienen una resonancia más profunda que los derivados formalmente de la dimensión jurídica de los mismos", agregó.
Al referirse al tema del "alarmante descenso de la población cristiana en Oriente Medio, incluida Israel, debido a la emigración", el Santo Padre observó que "desde luego los cristianos no son los únicos que sufren las consecuencias de la inseguridad y la violencia a raíz de los diversos conflictos de la región, pero en muchos aspectos son particularmente vulnerables en estos momentos".
Invocando la "creciente amistad" entre Israel y la Santa Sede, Benedicto XVI pidió que se encuentren formas de "tranquilizar a la comunidad cristiana para que tenga esperanza en un futuro seguro y pacífico en sus hogares ancestrales, sin sentir la presión de deber emigrar a otros lugares en el mundo para construir sus vidas".
"Los cristianos en Tierra Santa gozan desde hace mucho tiempo de buenas relaciones tanto con los musulmanes como con los judíos", dijo el Papa; y agregó que su presencia en Israel y "el libre ejercicio de la misión y la vida de la Iglesia allí, representan un potencial para contribuir significativamente a restañar la separación entre ambas comunidades".
"Soy consciente –siguió el Papa– de que las dificultades de los cristianos en Tierra Santa están también ligadas a la tensión continua entre las comunidades judía y palestina. La Santa Sede reconoce el derecho legítimo de Israel a la seguridad y a la defensa propia y condena firmemente cualquier forma de antisemitismo. Sostiene también que todos los pueblos tienen derecho a que se les concedan las mismas oportunidades para desarrollarse".
"En consecuencia, pido a su gobierno que haga todos los esfuerzos posibles para aliviar las privaciones que sufre la comunidad palestina, dándoles la libertad necesaria para llevar a cabo sus actividades legítimas, incluyendo el desplazamiento a sus lugares de culto, para que disfruten de mayor paz y seguridad", agregó.
Benedicto XVI insistió en la necesidad de seguir la ruta trazada en la cumbre de paz en Annapolis (Estados Unidos) y pidió que "no se desatiendan las esperanzas y las expectativas que allí se concretaron".
la Iglesia podrá llevar a cabo con libertad, su tarea religiosa, moral, educativa y caritativa