Dos obispos de la región norte del Brasil, denunciaron este martes el incremento del tráfico de personas en la región y señalaron que las autoridades no han sido capaces de impedir una grave situación de pedofilia y explotación sexual de menores.
Mons. Flavio Giovenale, Obispo de Abaetetuba; y Mons. José Luiz Azcona, Obispo Prelado de Marajó, se reunieron con autoridades de derechos humanos en Brasilia, la capital del país, y alertaron sobre el crítico panorama en el estado amazónico de Pará.
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Mons. Azcona señaló que desde hace dos meses denunció casos concretos de tráfico de personas y pedofilia a la Secretaría de Seguridad Pública del Ministerio de Justicia, pero "hasta ahora no he recibido ninguna respuesta".
La región de Pará saltó a la luz pública el año pasado cuando una adolescente fue detenida en una cárcel con hombres adultos, donde sufrió graves abusos sexuales.
Según los obispos, hay 300 personas amenazadas de muerte por denunciar el tráfico de personas y la explotación sexual de menores.
"No me preocupa tanto mi seguridad personal, si existen 300 hombres y mujeres señalados para morir, eso refleja una sociedad enferma, pobre y moribunda", dijo Mons. Azcona. "Necesitamos un cambio de mentalidad, una conversión".
El Prelado denunció que las autoridades del interior de Pará muchas veces son cómplices de los casos de prostitución, tráfico de drogas y abuso de menores.
Por su parte, Mons. Giovenale declaró que "las amenazas son reales, pues en esta región (Pará) hemos tenido casos como el de la hermana Dorothy Stang", en referencia a la religiosa norteamericana asesinada en la región en febrero del 2005, por defender el derecho de los "sin tierra".