Con una Eucaristía por la Solemnidad de la Ascensión del Señor celebrada en la Catedral Metropolitana de esta capital, la Iglesia en Chile acogió al Nuncio Apostólico para este país, Mons. Giuseppe Pinto, quien presidió esta Misa.
En su homilía y tras saludar al Cardenal Francisco Javier Errázuriz Ossa, Arzobispo de Santiago, Mons. Pinto explicó que "entre las tareas que le son confiadas, el representante pontificio tiene aquella de promover, sobre el ordenamiento caritativo y jurídico, aquella visión de unidad de la universalidad, que es específica del ministerio del sucesor de Pedro. Estoy aquí en medio todos ustedes, enviado por el sucesor de Pedro, el Papa Benedicto XVI".
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"Sé que el pueblo chileno es un gran admirador, conoce sus enseñazas y ora por él. Son numerosos los mensajes que los chilenos han enviado al Vaticano con ocasión de su cumpleaños número 81 y por el tercer año de su pontificado. El Santo Padre les agradece de corazón, les retorna este hermoso gesto de comunión y fidelidad eclesial", dijo luego el Prelado.
Seguidamente, el Nuncio pidió la ayuda "de todos ustedes, ayuda que ya he recibido de los señores obispos. Trabajaré en comunión con ellos, siendo un apoyo en su misión episcopal, un sustento en todos sus derechos, un puente que estrecha aún más la unión con la cabeza del Colegio de los Obispos".
"Estoy feliz de compartir con ustedes la profunda devoción a María, ha quien invocan con el título de la Virgen del Monte Carmelo y de los santos Teresa de Los Andes y Alberto Hurtado, glorias de Chile e intercesores ante Dios de la causa de los pobres y los enfermos y de quienes sufren en el cuerpo y en el espíritu", concluyó.
Previo a la Eucaristía, el Arzobispo de Santiago, Cardenal Francisco Javier Errázuriz, dirigió un breve mensaje de bienvenida al Nuncio en el que señaló que "siempre en nuestra patria el representante del Santo Padre ha sido acogido con todo el corazón y una profunda fe, viendo en él realmente al que representa al Vicario de Cristo en la Tierra".
"Por ese mismo motivo, también le he ofrecido que usara el báculo de los Arzobispos de Santiago, porque, como sucesor de los apóstoles, usted tiene todas las puertas abiertas en esta Iglesia, para poder ejercer su ministerio pastoral entre los más sencillos, entre los más pobres, entre los constructores de la sociedad. Donde quiera que se abra una puerta, usted será muy bienvenido, querido señor Nuncio", dijo el Purpurado.