El Arzobispo de Lima, Cardenal Juan Luis Cipriani Thorne, señaló que "la misión es Cristo en acción. Es Cristo que quiere servirse de nosotros para actuar en las almas, para llegar a tanta gente que lo espera; consolar, iluminar y convertir porque hay una profunda sed de Dios".
Ayer por la noche, al iniciar la Gran Misión de Lima con una Misa a la que asistieron miles de fieles, el Purpurado recordó que "la meta de nuestra actividad misionera es ayudar a todas las personas a establecer y alimentar una relación vital con Jesucristo", por eso se debe cuidar la formación del corazón para no dejar que caiga en "el pesimismo; o, a veces, el sentimentalismo que nos desanima y nos cansa. Aprendamos a amar. ¡Qué bonito es vivir, cuando se ama!".
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Tras agradecer a todos los feligreses por "el esfuerzo que han realizado para estar aquí presentes y poner en funcionamiento esta acción grandiosa del Espíritu Santo", el Cardenal Cipriani aseguró que la Gran Misión tiene una función esperanzadora, pues "viene a afirmar con esperanza, con alegría que Cristo está con nosotros, que nos quiere realmente en esa coherencia entre lo que pensamos, lo que decimos y lo que actuamos".
"Los desafíos del mundo actual requieren también de una preparación moral, una conciencia rectamente formada" y es la familia donde se consigue pues ella es el "lugar primario de la nueva evangelización y también lugar privilegiado de la Gran Misión. Papás, hijos, abuelos, ustedes son la gran escuela de la fe", aseveró el Purpurado.
En otro momento, exhortó a los feligreses a cooperar con la misión evangelizadora del Santo Padre. "Queremos decirle al Papa: ¡aquí estoy, mándame! Aquí está la Iglesia local de Lima que te ve como Vicario de Cristo con amor y con obediencia, y que queremos seguir unidos a todas las iglesias en Latinoamérica esta gran misión continental", añadió.
"Caminemos unidos hermanos, alegres, llenos de fe y de esperanza, nos esperan unos años maravillosos de trabajo, de siembra de paz y de alegría", concluyó el Arzobispo.