El Papa Benedicto XVI se dirigió este mediodía a los obispos de la región del Cáucaso: Armenia, Azerbaiyán y Georgia; y los alentó a sostener a sus fieles para que "frente a las dificultades no pierdan la alegría de profesar la fe y de pertenecer a la Iglesia Católica".
El Santo Padre, que recibió a los prelados en su visita "ad limina", recordó que "tras la caída de la Unión Soviética, vuestras poblaciones han conocido cambios sociales significativos en el camino del progreso, pero siguen existiendo situaciones difíciles: hay muchos pobres, desocupados y refugiados, que las guerras han alejado de sus casas".
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Sin embargo, precisó Benedicto XVI, "la llama del Evangelio" no se ha apagado en el Cáucaso "a pesar de las contraposiciones violentas, tanto internas como externas, que han causado numerosas víctimas, entre las que la Iglesia incluye a muchos mártires de la fe".
Asimismo señaló que "la comunidad católica es un 'pequeño rebaño', constituido por fieles de rito armenio, latino y caldeo, que conviven con ortodoxos, armenios-apostólicos, judíos y musulmanes. En este contexto multirreligioso es importante que los católicos sigan intensificando cada vez más su colaboración con las otras Iglesias y con los seguidores de otras religiones, como ya se hace en muchas partes".
Tras unirse al deseo de las comunidades católicas para que se reconozca "la personalidad jurídica", el Papa pidió que en el diálogo con los ortodoxos "crezca aquella fraternidad que debe caracterizar a las relaciones entre Iglesias que se respetan, a pesar de las diferencias todavía existentes".
"Rezad y haced rezar para que no falten obreros en la viña del Señor; seguid promoviendo las vocaciones sacerdotales y a la vida consagrada. Es necesario que en Armenia, Azerbaiyán y Georgia las futuras generaciones puedan contar con un clero que sea santo, viva con alegría la propia vocación y se dedique con generosidad a la atención de todos los fieles", alentó el Pontífice.
Seguidamente alentó a los obispos para que sostengan a las familias que hoy en día "encuentran muchas dificultades y están marcadas por aquellas heridas y por aquellos atentados contra la vida humana que por desgracia se siguen dando en tantas otras partes del mundo. Educad a los cónyuges cristianos a 'dar testimonio del valor inestimable de la indisolubilidad y de la fidelidad matrimonial'".
"Sé cuantos esfuerzos realizáis para difundir el Evangelio de la esperanza. Me conmueve especialmente la atención que reserváis por medio de diferentes actividades caritativas a las necesidades de los pobres y de las personas con dificultades, gracias a la preciosa contribución de religiosos, religiosas y laicos", reconoció.
Tras motivar la promoción de "encuentros y momentos para verificar periódicamente los planes pastorales que elaboráis, especialmente para la preparación a los sacramentos", el Santo Padre culminó su discurso recordando que "estos planes tengan como objetivo principal la formación de las conciencias de los fieles según la ética evangélica, con una atención privilegiada a los jóvenes".