El Papa Benedicto XVI recordó al Cardenal Alfonso López Trujillo como un infatigable defensor de la familia y los valores no negociables que "dedicó a la afirmación de la verdad toda su vida".
El Pontífice ofreció una homilía esta mañana en la Basílica de San Pedro después de la Misa de exequias ofrecida por el difunto Purpurado, que era presidente del Pontificio Consejo para la Familia. El Cardenal López Trujillo murió el sábado 19 de abril a los 72 años. La Misa fue celebrada por el Cardenal Angelo Sodano, Decano del Colegio Cardenalicio.
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El Papa recordó que el Purpurado fue el "más joven" Cardenal creado por Juan Pablo II en el consistorio de 1983. Recordó también su ordenación sacerdotal en 1960, su labor como Obispo Auxiliar de Bogotá (Colombia) en los años setenta y como Presidente del CELAM (1979-1983), así como Presidente de la Conferencia Episcopal de Colombia (1987-1990), hasta su nombramiento como Presidente del Pontificio Consejo para la Familia en 1990.
El Cardenal Alfonso López Trujillo, cuyo lema era "Veritas in caritate", "dedicó a la afirmación de la verdad toda su vida", afirmó el Papa, porque para él "la verdad del amor fue siempre el ‘polo de la existencia’", primero cuando en Colombia quería "encontrar el sentido de una liberación genuina en el ámbito teológico" y después en Roma, cuando se dedicó a "profundizar, proclamar y defender el evangelio de la vida y el evangelio de la familia, como colaborador del Santo Padre".
El Pontífice resaltó "la entrega y la pasión" con que el Cardenal López Trujillo trabajó durante estos 18 años, "llevando a cabo una actividad infatigable en defensa y promoción de la familia y del matrimonio cristiano" y el "coraje con que defendió los valores no negociables de la vida humana".
Entre las obras del fallecido Purpurado, el Papa recordó "el Lexicon, que constituye un precioso texto de formación para los agentes de la pastoral y un instrumento para dialogar con el mundo contemporáneo sobre los temas fundamentales de la ética cristiana". "No podemos dejar de manifestarle nuestra gratitud por la tenaz batalla que condujo en defensa de la verdad del amor familiar y por la difusión del evangelio de la familia", indicó.
En este sentido, explicó que "el amor del Cardenal por la verdad del ser humano y por el evangelio de la familia se fundaba en la consideración de que cada persona y cada familia reflejan el misterio de Dios que es Amor", y recordó cuando durante el sínodo de 1997 el presidente del Pontificio Consejo para la Familia "presentó una espiritualidad muy concreta para cuantos se dedican a la realización del proyecto divino sobre la familia, subrayando que si la ciencia no se dedica a comprender y a educar a la vida perderá las batallas más decisivas sobre el terreno fascinante y misterioso de la ingeniería genética".
"¡Que la generosidad del llorado cardenal, traducida en tantas obras de caridad, sobre todo en favor de los niños en diversas partes del mundo nos sirva de aliento para poner todos nuestros recursos físicos y espirituales al servicio del Evangelio; que nos lleve a actuar en defensa de la vida humana y a mirar constantemente hacia la meta de nuestra peregrinación terrenal!", concluyó el Pontífice.