El teniente Eddie Mullen, de la brigada 142 de Queens, Nueva York, fue uno de los primeros en llegar a las Torres Gemelas tras los atentados del 11 de septiembre. Encontrarse con el Papa Benedicto XVI en este mismo lugar, casi siete años después, ha sido una experiencia "hermosa e increíble".

En el último día de su visita a Estados Unidos, el Santo Padre llegó a la llamada Zona Cero para elevar una plegaria por las más de 2,700 víctimas de los ataques terroristas del 9/11.

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El Papa bendijo el lugar y recibió individualmente a 24 víctimas de los ataques, incluyendo rescatistas, sobrevivientes y familiares de los fallecidos.

Mullen, nacido en Nueva Cork, recordó que perdió muchos amigos cercanos. "Los días, meses e incluso años posteriores han sido muy duros. Parecía que nunca terminaría. Pero por mi propia supervivencia, tenía que seguir adelante. Tengo una familia y responsabilidades. No podría funcionar si me hubiera quedado en ese momento terrible".

"Cada movimiento del Papa ha sido impresionante. Su visita al World Trade Center ha sido una bendición y una experiencia increíble. En Nueva Cork siempre hay puntos de vista contrarios, pero nunca había experimentado en mi vida un momento en el que nadie pudiera decir algo mal", indicó.

"Su mensaje de consuelo, paz, esperanza, amor es algo en lo que todos estamos de acuerdo", agregó.