El Arzobispo de Barcelona, Cardenal Lluis Martínez Sistach, afirmó que la Iglesia no renunciará a su presencia activa en la sociedad, en el campo de la educación, del servicio social, la familia y la cultura; a la vez que aclaró que ella “no es ni quiere ser un agente político”.
Estas afirmaciones las dio durante la “La presencia pública de la Iglesia en la sociedad de hoy”, dentro del ciclo “30 años después…”, dedicado a la Constitución de 1978.
Recibe las principales noticias de ACI Prensa por WhatsApp y Telegram
Cada vez es más difícil ver noticias católicas en las redes sociales. Suscríbete a nuestros canales gratuitos hoy:
En ese sentido, el Purpurado señaló que las relaciones entre Iglesia y Estado deben inspirarse en la mutua autonomía y necesaria colaboración. El Arzobispo también pidió distinguir entre “Estado laico” y “sociedad laica”.
Explicó que la laicidad del Estado está al servicio de una sociedad plural en el ámbito religioso. En cambio, una “sociedad laica” implicaría la negación social del hecho religioso o, al menos, del derecho a vivir la fe en sus dimensiones públicas. Lo que sería precisamente laicismo.
En ese sentido, el Arzobispo recordó que ya anteriormente el Papa Benedicto XVI había señalado que “es legítima una sana laicidad del Estado, sin excluir sin embargo las referencias éticas que encuentran su fundamento último en la religión”.
El Cardenal añadió que si bien “la Iglesia no puede pretender imponer a otros su propia verdad”, eso no significa que no deba ofrecerla a la sociedad en la totalidad de lo que significa el anuncio del Evangelio. “La sociedad es, quiérase o no, un lugar de convergencia de múltiples influencias que actúan en los ciudadanos. Todo ello ha de caber en la actuación de un Estado respetuoso con la libertad religiosa”, explicó.
Finalmente, el Cardenal Martínez alentó a los laicos a estar más presentes en el mundo secular, porque, como dice Benedicto XVI, “la tarea inmediata de actuar en el ámbito político para construir un orden justo en la sociedad no corresponde a la Iglesia como tal, sino a los fieles laicos, que actúan como ciudadanos bajo su responsabilidad”.