En su homilía de la Misa en el estadio de los Nationals, ante unas 50 mil personas, el Papa Benedicto XVI pidió todos los que conforman la Iglesia en Estados Unidos que den frutos de conversión y reconciliación para afrontar la crisis de la cultura actual.

Tras recordar los 200 años de la diócesis de Baltimore, la primera de Estados Unidos, el Santo Padre destacó que "la Iglesia está llamada en todo tiempo y lugar a crecer en la unidad mediante una constante conversión a Cristo, cuya obra redentora es proclamada por los Sucesores de los Apóstoles y celebrada en los sacramentos".

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"El mundo necesita el testimonio. ¿Quién puede negar que el momento actual sea decisivo no sólo para la Iglesia en América, sino también para la sociedad en su conjunto? Es un tiempo lleno de grandes promesas, pues vemos cómo la familia humana se acomuna de diversos modos, haciéndose cada vez más interdependiente", dijo luego el Papa.

Después de denunciar que ante esta urgencia, "percibimos signos evidentes de un quebrantamiento preocupante de los fundamentos mismos de la sociedad: signos de alienación, ira y contraposición en muchos contemporáneos nuestros; aumento de la violencia, debilitamiento del sentido moral, vulgaridad en las relaciones sociales y creciente olvido de Dios", el Papa explicó que la Iglesia "ve signos de grandes promesas en sus numerosas parroquias sólidas y en los movimientos vivaces, en el entusiasmo por la fe demostrada por muchos jóvenes, en el número de los que cada año abrazan la fe católica y en un interés cada vez más grande por la oración y por la catequesis".

"Pero, al mismo tiempo, percibe a menudo con dolor que hay división y contrastes en su seno, descubriendo también el hecho desconcertante de que tantos bautizados, en lugar de actuar como fermento espiritual en el mundo, se inclinan a adoptar actitudes contrarias a la verdad del Evangelio", precisó.

Tras afirmar que "la fidelidad y el valor con que la Iglesia en este País logrará afrontar los retos de una cultura cada vez más secularizada y materialista dependerá en gran parte de vuestra fidelidad personal al transmitir el tesoro de nuestra fe católica", Benedicto XVI remarcó que "los jóvenes necesitan ser ayudados para discernir la vía que conduce a la verdadera libertad: la vía de una sincera y generosa imitación de Cristo, la vía de la entrega a la justicia y a la paz".

Luego de precisar que los jóvenes necesitan que quienes los guíen estén adecuadamente formados en la fe, el Papa recordó que "en el contexto de esta esperanza nacida del amor y de la fidelidad de Dios reconozco el dolor que ha sufrido la Iglesia en América como consecuencia del abuso sexual de menores. Ninguna palabra mía podría describir el dolor y el daño producido por dicho abuso. Es importante que se preste una cordial atención pastoral a los que han sufrido".

"Tampoco puedo expresar adecuadamente el daño que se ha hecho dentro de la comunidad de la Iglesia. Ya se han hecho grandes esfuerzos para afrontar de manera honesta y justa esta trágica situación y para asegurar que los niños –a los que nuestro Señor ama entrañablemente, y que son nuestro tesoro más grande– puedan crecer en un ambiente seguro. Estos esfuerzos para proteger a los niños han de continuar", prosiguió.

Seguidamente exhortó a "cada uno de ustedes a hacer cuanto les sea posible para promover la recuperación y la reconciliación, y para ayudar a los que han sido dañados. Les pido también que estimen a sus sacerdotes y los reafirmen en el excelente trabajo que hacen".

"Que ustedes, mediante sus plegarias, el testimonio de su fe y la fecundidad de su caridad, indiquen el camino hacia ese horizonte inmenso de esperanza que Dios está abriendo también hoy a su Iglesia, más aún, a toda la humanidad: la visión de un mundo reconciliado y renovado en Jesucristo, nuestro Salvador. A Él honor y gloria, ahora y siempre. Amén", concluyó el Papa su homilía en inglés.

Para leer la homilía completa, ingrese a: http://www.aciprensa.com/Docum/benedictoxvi/documento.php?id=139