El Arzobispo de Acapulco, Mons. Felipe Aguirre Franco, señaló que en el origen de la delincuencia están las familias desintegradas y no la pobreza, porque es en los hogares bien constituidos donde las personas crecen en valores.
Durante la inauguración del Congreso de Bioética, realizado con especialistas del Ateneo Pontificio Regina Apostolorum y de la Universidad Anáhuac, el Prelado recordó que Cristo nació y creció dentro de un hogar desde el cual podemos aprender lo que es una familia.
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Mons. Aguirre afirmó que uno de los enemigos de la familia es el esfuerzo que se hace por reducir el número de hijos, como si ese fuese el camino para alcanzar el desarrollo y la felicidad. "Las sociedades materialmente desarrolladas no son felices por tener pocos hijos. Además, la felicidad no depende de abundancia de bienes materiales", indicó.
Asimismo, llamó a los padres a dedicar más tiempo a sus hijos, y a los medios de comunicación a presentar propuestas que rescaten los valores y no que los destruyan.