La Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) salió al paso de la desinformación de algunos medios que acusan a la Iglesia de "reconocer la bondad de los narcos"; y precisó que la Iglesia Católica no avala la "conducta y actuación de los narcotraficantes; al contrario, la condena y lo seguirá haciendo porque es un atentado contra la vida y contra el bien de México".
Las acusaciones contra la Iglesia se dieron tras las declaraciones del Obispo de Texcoco, Mons. Carlos Aguiar Retes, quien se refirió al llamado a la conversión por Cuaresma a todos los católicos y en especial a los narcotraficantes, y afirmó que ellos podían convertirse y que "algunos se han acercado a la Iglesia para pedir apoyo con la intención de un cambio en su vida".
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Ante esta situación, la CEM emitió un comunicado donde lamenta que "militantes de algunos partidos políticos, de organismos sociales y de la misma clase intelectual" sin conocer el contexto de las declaraciones tergiversen lo dicho y hagan comentarios sobre "un tema tan delicado como es el llamado a un cambio de vida".
El escrito indica que una periodista preguntó a Mons. Aguiar si "los narcos podrían convertirse" a lo que él respondió afirmativamente y precisó que aunque algunos quieren hacerlo, "la legislación actual no favorece tal cambio" y por eso muchos prefieren seguir como están aunque otros "arriesgando su propia vida han aceptado el llamado a la conversión".
Asimismo, se recuerda que aunque el Prelado dijo "que muchos narcotraficantes son bien recibidos en sus lugares de origen" porque "han llevado servicios a dichas poblaciones", lo "que nunca dijo Mons. Aguiar" es "que la Iglesia Católica hubiera recibido donativos de los narcotraficantes".
"Es más, condenó cualquier donativo que pudiera venir de ellos" pues "la Iglesia no recibe limosnas por escucharlos ni se puede justificar una acción mala con otra buena", prosigue el documento.
En otra parte del texto, recuerda que la Iglesia siempre ha exhortado a los que se han alejado del camino del bien, en "especial a aquellos que se han incorporado al consumo de drogas y a la red del narcotráfico para que cambien de conducta".
Por eso "no debería preocuparnos ni menos escandalizarnos la idea de que la Iglesia busque y promueva el arrepentimiento y el perdón, la concordia, la paz, la estabilidad y la superación de conflictos" sobre todo en México donde "hay necesidades urgentes de justicia y reconciliación, así como acabar con la impunidad y la simulación".