Los obispos de la Patagonia chileno-argentina se comprometieron a "fortalecer las Comisiones de Pastoral Migratoria, en los lugares donde las hay, y crearlas donde no existen", y "favorecer la promoción humana integral de los migrantes, lo que implica tutelar su dignidad y sus derechos, el ejercicio de la solidaridad y de la subsidiariedad".
Tras un reciente encuentro realizado en la localidad chilena de Valdivia, los prelados emitieron un comunicado. Sobre las migraciones recordaron la necesidad de "establecer un puente entre la Iglesia que recibe al migrante y aquélla de donde proviene", y formar a feligreses sobre "el tema de la movilidad humana" como "signo de los tiempos". Además acordaron "promover la evangelización de los migrantes que implica acoger su religiosidad, valorarla y acompañarla", y "animar la inculturación".
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En cuanto a los llamados "pueblos originarios" señalaron que sus "pastorales tendrán como objetivos importantes la valoración, la integración, el respeto y la participación de estos pueblos", teniendo como modele al beato Ceferino Namuncurá Burgos, pues es "un don y desafío para la evangelización de nuestros pueblos".
Asimismo, expresaron su preocupación por la existencia de proyectos "que buscan instalarse en nuestras tierras y que podrían dañar gravemente el equilibrio ecológico y la paz social", ante lo cual exhortaron a no explotar indiscriminadamente la naturaleza.
Al referirse al 30º aniversario del Tratado de Paz y Amistad entre Chile y Argentina, propusieron reactivar la promesa hecha por ambos Episcopados de "levantar un monumento a la Virgen de la Paz en el límite de Monte Aymond, que proclame la victoria de la paz"; fomentar y "favorecer iniciativas y encuentros binacionales que trabajen y eduquen a favor de la cultura de la paz", entre otras cosas.