Mons. Juan Rubén Martinez, Obispo de Posadas (Argentina), advirtió que en una sociedad cada vez más consumista como la actual, el "New Age" o Nueva Era pretende erigirse como respuesta religiosa "progresista".
Recordando la definición del Cardenal belga Godfried Danneels, el Prelado destacó que el "New Age es una nebulosa que contiene esoterismo y ocultismo, pensamiento mítico y mágico respecto de los secretos de la vida y una pizca de cristianismo, todo revuelto con ideas que proceden de la astro-física".
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Esta tendencia también se confirma cuando incluso en librerías católicas aparecen más frecuentemente libros de new age o de autoayuda que no solucionan el vacío interior del hombre. "Seguramente cierta prosperidad de esta literatura se da porque la mayoría de la gente que busca propuestas exitistas (o mercantiles), vive con insatisfacción", dijo.
"Debemos subrayar que la propuesta de Jesucristo es diferente. Sus palabras nos aportan ayuda para la vida. Pero Él no enseña que le saquemos provecho a la vida, sino todo lo contrario, que lo fundamental es que nos comprometamos con la vida", explica Mons. Martínez.
Seguidamente comentó que pese a las raíces católicas del pueblo argentino, "debemos estar advertidos que desde los grandes medios comunicacionales, programas educativos y de salud; movidos por organismos internacionales y financieros se busca plantear una visión antropológica materialista e individualista, en orden a que el hombre contemporáneo se trasforme solamente en ‘un ser para consumir’ propio de una época fuertemente capitalista".
"Lo insólito en general es la habilidad mediática de presentarse como una propuesta ‘progresista’, ligada a supuestas defensas de los derechos humanos, cuando en realidad buscan socavar bases fundamentales de la dignidad humana como el derecho a la vida, al trabajo, la familia o bien la justicia", agrega.
Asimismo, el Prelado argentino consideró llamativo que "esta búsqueda de cambiar la matriz cultural y religiosa de nuestra gente con apariencia de ‘progresismo’, lo sustenta un poder económico que siempre es capitalista, ‘salvaje’ para los pobres y ‘benévolo’ para un sector que concentra poder y riquezas".
"En realidad la falta de formación cristiana, sobre el sentido del sufrimiento humano, el significado del misterio Pascual, la muerte y resurrección de Jesucristo y la falta de un encuentro con su Persona, nos lleva a que muchos cristianos bien intencionados pero sin discernimiento queden confundidos ante la multiplicidad de mensajes que son como una especie de ‘ensalada religiosa’", dijo.