Los cardenales Dziwisz, Schönborn y Ruini recordaron hoy el testimonio de intensa misericordia vivido por el Siervo de Dios, Juan Pablo II, al conmemorarse el tercer aniversario de su tránsito a la Casa del Padre, durante la inauguración del Primer Congreso Mundial de la Misericordia Divina.
En el evento, cuya primera sesión se realizó en la Basílica de San Juan de Letrán, el Cardenal Stanislaw Dziwisz, Arzobispo de Cracovia y secretario de Juan Pablo II durante 25 años, comentó que el recordado Pontífice " y Sor Faustina han sido dos mensajeros de la Divina Misericordia. Quienes han promovido este gran misterio. Ahora tenemos a un tercer mensajero: Benedicto XVI que ayuda a descubrir el amor y la misericordia de Dios".
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"En Cracovia está sepultada la santa sor Faustina en donde recibió el gran mensaje de la Divina Misericordia. Es la ciudad en donde este mensaje se irradia a todo el mundo. Esta devoción da la posibilidad a todos de rezar para contribuir a cambiar nuestra sociedad secularizada, que vive como si Dios no existiera", dijo luego el Purpurado.
Por su parte, el Arzobispo de Viena, Cardenal Christoph Schönborn, destacó que Juan Pablo II "encontró, en las palabras, en los mensajes que sor Faustina recibió de Jesús y que transmitió en un lenguaje del todo simple, la respuesta a las grandes interrogantes y desafíos de nuestro tiempo".
Él "ha reflexionado, a la luz de estos mensajes, durante toda la vida, en el inmensurable misterio de la Divina Misericordia. Este misterio ha plasmado su obra como sacerdote, obispo y Papa; y ha tocado, a través de su persona, un número infinito de hombres en todo el mundo. Era realmente un testimonio único de la misericordia", dijo el Cardenal.
Asimismo evidenció como "el camino terreno" de Juan Pablo II terminó en el "Domingo de la Misericordia, fiesta que el mismo había introducido en el jubileo de 2000" canonizando a Sor María Faustina Kowalska.
"Es difícil, casi imposible, no apreciar en esta coincidencia un 'signo del Cielo'. ¿No ha puesto Dios mismo su firma bajo todo un programa de vida, que el Papa Juan Pablo II ha repetidamente caracterizado, de modo enteramente explícito, como su misión?", destacó.
De otro lado, el Cardenal Camillo Ruini, Vicario del Papa para la Diócesis de Roma y ex Presidente del Episcopado italiano, comentó que "celebrando aquí este congreso ciertamente estamos en la línea de la voluntad de Juan Pablo II, que ha puesto la Divina Misericordia al centro de su vida espiritual, de su testimonio apostólico y su magisterio, consagrando a la misericordia de Dios su segunda encíclica Dives in misericordia, beatificando y canonizando a Sor Faustina Kowalska y dedicando a la Divina Misericordia el segundo domingo de Pascua".
"En la perspectiva de Juan Pablo la relación entre Roma y la Divina Misericordia es, en cierto sentido, todavía más amplia y antigua. En su visita a Campidoglio del 15 de enero de 1998, él terminó su discurso diciendo: 'Roma, cuyo nombre leído al revés suena a Amor, amore. Como dice un poeta polaco 'sí tu dices Roma, te responde Amor'. Para Juan Pablo II Roma es y debe ser también un símbolo de amor", agregó el Cardenal Ruini.