El director para América Latina de Ayuda a la Iglesia Necesitada (AIN), Javier Legorreta, afirmó que la confianza en Dios es la base para conseguir fondos, e indicó que dentro de su pobreza, la Iglesia en Latinoamérica debe motivar a los fieles "para que con su generosidad puedan ayudar a su Iglesia, diócesis o parroquia".
En una entrevista con el blogger Eduardo Mesa, Legorreta explicó ampliamente la labor que realiza AIN en el continente, así como la necesidad de que las Iglesias particulares sean poco a poco autosuficientes y que de los mismos países del llamado tercer mundo salgan donantes.
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"Hace 13 años la Dirección del Consejo de nuestra Obra decidió impulsar en Brasil y en Chile la búsqueda de fondos para que estos vayan cumpliendo el principio de subsidiaridad y al mismo tiempo comprender que de estos países que han venido siendo receptores de nuestra ayuda podían ser también donantes al mismo tiempo", indicó.
Destacó el hecho de que las conferencias episcopales estén ya aplicando medidas de autofinanciamiento, como el sistema del diezmo; pero advirtió que la entrega de donaciones sin motivación alguna puede traer como consecuencia una donación sin alma, y que pueda ser "fría y calculadora".
En ese sentido, explicó que AIN siempre ha confiado en la Providencia para obtener donaciones. "Este sistema ha sido la herramienta que el Fundador de esta Obra (P. Werenfried), ha deseado: prometer la ayuda aún antes de haber recaudado los fondos correspondientes y así informar a los bienhechores para que conozcan dónde la Iglesia está necesitada y sufrida", indicó Legorreta, al explicar que los bienhechores "nunca han sido suficientes" pues las necesidades de la Iglesia son grandes.
El director para América Latina de AIN también explicó que la ayuda se da de tres modos: orando por los que sufren, informando a los bienhechores para que conozcan la realidad, y ayudando "financieramente ante las inmensas necesidades".
Legorreta consideró que la Iglesia en un país del Tercer Mundo siempre necesitará de la generosidad de los que tienen más para cumplir su misión de servicio. Asimismo, dijo que "una iglesia rica es una iglesia muy pobre, y una iglesia pobre es una iglesia rica".
"Este binomio puede ayudarnos a comprender que en efecto, puede crearse dependencia, pero esta dependencia puede evitarse siempre y cuando el principio de subsidiaridad y una vez que los Obispos vayan poco a poco educando a sus fieles a que den dentro de su pobreza lo que puedan", afirmó.
La entrevista completa puede leerse en http://www.lacasacuba.com/