El Nuncio Apostólico ante la ONU, Mons. Silvano Tomassi, destacó que los estados deben luchar por eliminar el racismo, a través del diálogo y logrando efectivamente que cada vez más personas disfruten de todos sus derechos, entre los cuales están la libertad religiosa que en muchos lugares está amenazada.
Así lo indicó el Prelado en su alocución de hoy en la 7ma Sesión del Consejo de Derechos Humanos, sobre el ítem 9: Racismo, discriminación racial, xenofobia y formas relacionadas de intolerancia: seguimiento e implementación de la Declaración Durban y Programa de Acción.
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"El asunto del pluralismo en las sociedades contemporáneas y la lucha contra el racismo puede encontrar una solución en un ambiente en el que las personas disfruten todos los derechos humanos, civiles y políticos así como los sociales, culturales y económicos", dijo el Arzobispo.
"No es a través de la asimilación radical o la separación, sino a través de la interacción e integración en la base de los valores comunes, como se expresa en los derechos humanos, que el diálogo genuino es posible. La tolerancia sola no es suficiente, todos deben darse cuenta de las diferencias y la igualdad con las otras personas para encontrar soluciones a los problemas de vivir juntos", continuó.
Como primer paso de esta nueva tendencia, Mons Tomassi resaltó la necesidad del diálogo franco en el que "el sentido de responsabilidad tiene que estar presente y la capacidad de aceptar críticas dirigidas a mejorar el crecimiento personal en el marco de los derechos humanos. Más que insistir en un choque de civilizaciones, es mejor concentrarse en erradicar el lenguaje de fobia, que arriesga a polarizar aún más las posiciones, es mejor concentrarse en la defensa y promoción de los derechos humanos".
Intolerancia religiosa
El Prelado, al referirse a la discriminación por religión, explicó que "una aproximación común puede ser darle especial atención a las víctimas de la discriminación racial o religiosa, cuyos derechos humanos básicos son continuamente negados incluso al punto de la violenta privación de la vida".
"Por ejemplo, en algunos países es difícil para los cristianos profesar su fe públicamente, ya que son obligados por una imposición a la invisibilidad. Estos hechos reales, si se incluyen, harían el Reporte sobre el racismo que sea más objetivo y completo", precisó.
"El racismo y la intolerancia deben ser combatidos mediante medidas prácticas concertadas. La educación, que favorece el conocimiento mutuo, que construye la confianza y sostiene la implementación de los derechos humanos, puede servir como un vehículo crítico para el diálogo efectivo", explicó luego el Nuncio.
Tras plantear algunas medidas de acción legal, el Prelado destacó que ante esta problemática, "se debe priorizar el cambio de actitud para que el corazón sea constantemente purificado y no sea más gobernado por el miedo o el espíritu de dominación, sino que se abra a otros con solidaridad".
"Éste es un rol fundamental de las religiones que tienen la responsabilidad de ofrecer una enseñanza que resalte la dignidad de todo ser humano y la unidad de la familia humana", concluyó el Arzobispo.