El Cardenal Tarcisio Bertone, Secretario de Estado Vaticano, presidió ayer los funerales de Chiara Lubich, fundadora del Movimiento de los Focolares, fallecida el 14 de marzo a los 88 años de edad.
Ante miles de personas reunidas en la Basílica de San Pablo Extramuros, el Purpurado recordó “el ardiente deseo por el encuentro con Cristo” que caracterizó la vida de Lubich.
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“Ahora todo se ha verdaderamente cumplido: el sueño de los inicios se ha hecho verdad, el anhelo apasionado se ha saciado. Chiara encuentro a aquél que amó sin ver y, llena de alegría, puede exclamar: ‘Sí, ¡mi Redentor está vivo!’”, indicó y consideró que “la vida de Chiara Lubich es un canto al amor de Dios, a Dios que es Amor”.
“No hay otro camino para conocer a Dios y para dar sentido y valor a la existencia. Sólo el Amor, el Amor divino, nos hace capaces de ‘engendrar’ amor, de amar incluso a los enemigos. Ésta es la novedad cristiana, en esto consiste todo el Evangelio”, indicó.
Según el Cardenal Bertone, para Chiara Lubich “la preciosísima llave para entrar en el Evangelio era la Virgen, y decidió precisamente encomendar a María su obra, llamándola precisamente Obra de María”.
Mensaje del Papa
En una carta enviada al Cardenal Bertone, el Papa Benedicto XVI pidió a los focolarinos vivir según la herencia de Lubich y contribuyan “a hacer que la Iglesia sea cada vez más casa y escuela de comunión, como escribió el querido Juan Pablo II tras el Jubileo del Año 2000”.
“Hay muchos motivos para dar gracias al Señor por el don que ha hecho a la Iglesia en esta mujer de fe intrépida, mansa mensajera de esperanza y de paz, fundadora de una gran familia espiritual que abarca campos múltiples de evangelización”, indicó.