El Arzobispo de Piura, Mons. José Antonio Eguren Anselmi, hizo un enérgico llamado a proteger el matrimonio y la familia en el país luego que el Parlamento aprobara un mecanismo de "divorcio rápido" que permitiría a los cónyuges disolver su unión civil en dos meses.
Ante los cientos de personas que abarrotaron la Catedral de Piura para la Misa de Domingo de Ramos, Mons. Eguren expresó su preocupación por una ley que "en vez de promover la consolidación de los matrimonios, como lo ordena la Constitución en su artículo 4, sobre todo de aquellos que podrían encontrarse en problemas, opta por facilitar la disolución de los mismos, convirtiendo en un mero trámite administrativo un asunto que tiene una relevancia social muy importante porque los matrimonios constituyen los ámbitos de formación integral de los futuros ciudadanos de nuestro país".
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"Hoy en día nuestra sociedad atraviesa por una seria crisis de principios y valores morales e institucionales. Ello ha conllevado que el tejido social se debilite y proliferen conductas delictivas e inmorales que dañan la formación de nuestros niños y jóvenes. Está demostrado que los matrimonios y las familias constituyen la clave para transformar este tipo de situaciones. Si queremos una sociedad sana debemos salir en ayuda de los matrimonios y de las familias para que cumplan el rol fundamental que naturalmente tienen en toda sociedad", explicó.
Según el proyecto, los cónyuges con un mínimo de dos años de casados que decidan separarse podrán acudir ante los alcaldes de los distritos y provincias, así como a los notarios de la jurisdicción del domicilio conyugal o de la localidad donde se celebró el matrimonio.
En caso de que tengan hijos deberán mostrar una sentencia judicial o acta de conciliación sobre los regímenes de la patria potestad, alimentos, tenencia y visita de los menores de edad.
Semana sin tibieza
Asimismo, recordó que la Semana Santa "no son días para la diversión o el mero descanso, son días para acompañar a Cristo quien se entrega por nuestra reconciliación. Durante estos días no amemos con tibieza al Señor que nos ama con tanto ardor".
También pidió a los feligreses acercarse "sincera y personalmente a recibir el sacramento de la Confesión también llamado de la Reconciliación. En este sacramento se experimenta siempre la alegría pacificadora del perdón de Dios, como fruto de la confesión humilde y sincera de nuestros pecados ante el sacerdote confesor que representa a Cristo".