El Nuncio Apostólico ante la ONU, Mons. Silvano M. Tomasi, destacó que la salud comienza con el derecho que todas las personas tienen a la vida, durante su intervención en la sétima sesión del Concilio de los Derechos Humanos, ante la sede de la ONU en Ginebra.
"No ignoremos o neguemos el derecho a la vida a aquellos cuyas condiciones son más vulnerables y puedan depender enteramente del cuidado de otros", enfatizó el Arzobispo y mencionó a "aquellos que necesitan protección especial", como los niños no nacidos y aquellos que tienen e graves enfermedades.
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Mons. Tomasi subrayó que la defensa del derecho a la vida implica un compromiso a defenderla "desde la concepción hasta la muerte natural" y advirtió que aquello que se refiere a "cuidado obstétrico de emergencia" no sea "nunca malinterpretado para justificar el término forzado de una vida humana antes del nacimiento".
"La definición de salud se extiende más allá de intervenciones médicas y determinantes sociales", explicó, ya que incluye un "estado de bienestar físico, mental y social y no la mera abstención de enfermedad o debilidad".
El Arzobispo destacó que "la Santa Sede reconoce también la necesidad de asegurar el acceso a la asistencia espiritual entre las condiciones que garantizan un aprovechamiento pleno del derecho a las salud".
Asimismo subrayó el "papel clave que puede y debe ser concedido a las organizaciones religiosas, por su capacidad de consolidar la infraestructura sanitaria y por su gran ayuda a los pobres y más necesitados".
En su discurso, también recordó las palabras del Papa Benedicto XVI, quien dijo que "la construcción de un futuro más seguro por la familia humana significa primero y sobretodo trabajar por el desarrollo integral de las gentes, especialmente a través de la provisión de un cuidado adecuado de al salud".