La prensa británica ha recogido el caso de dos artistas que padecen sordera y aseguran estar dispuestos a recurrir a la selección genética para asegurarse de que su segundo hijo –que sería concebido in vitro– no pueda oír.
El diseñador inglés Tomato Lichy y su pareja, la directora de teatro Paula Garfield, son sordos y tienen a una hija de tres años llamada Molly que nació sorda.
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Ambos aseguran que celebraron la noticia de que su primera hija concebida naturalmente nacería sorda y ahora intentarán tener un segundo hijo. Debido a la edad de Paula, dudan que puedan lograr una concepción natural por lo que están dispuestos a someterse a una fecundación in vitro y usar técnicas de selección genética para garantizar que su nuevo hijo nazca sordo.
La pareja ha iniciado un debate en la opinión pública inglesa sobre la facultad de los padres a causar una discapacidad a un hijo concebido in vitro. El Gobierno británico tiene una normativa vigente que ordena a las clínicas de fertilización asistida rechazar aquellos embriones concebidos con genes que puedan provocar una disfunción física o mental en favor de los embriones que no los tienen.