Este martes en Lahore, al sur este de la capital Islamabad, un edificio del gobierno fue atacado con una bomba y acabó con la vida de 24 personas, incluyendo a dos niños de escuelas católicas, dañó la Catedral y otras instalaciones católicas cercanas al lugar.
Según UCA News, el ataque dejó más de cien personas heridas. La bomba explotó a las 9:30 a.m. en las afueras del edificio de oficinas de la Agencia Federal de Investigación.
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Asimismo, el explosivo causó graves daños a la Catedral el Sagrado Corazón, al Colegio del Sagrado Corazón, a la Escuela de San Antonio, al centro de Comunicaciones de San Pablo, al edificio de Caritas Lahore, entre otros lugares católicos.
El Arzobispo de Lahore, Mons. Lawrence Saldanha, quien sintió la detonación desde su habitación, porque ésta mira hacia el lugar del ataque, indicó que "estos atentados suceden para desestabilizar el país" y expresó su esperanza de que el nuevo gobierno elegido en febrero "resuelva el problema a través del diálogo".
Por su parte, el Padre Morris Jalal, un sacerdote que se encontraba entre los voluntarios que ayudaban en el lugar del ataque, declaró que "actualmente la vida se ha vuelto totalmente insegura" e insistió en que "el diálogo con los grupos violentos es la única solución".
Además de este violento episodio, otra bomba explotó en un lugar distinto de la ciudad, dejando a muchas personas heridas.
Militantes musulmanes han estado focalizándose en edificios del gobierno para realizar ataques suicidas. El año pasado fueron reportadas 500 personas asesinadas en ataques similares en todo el país.