"Los jóvenes que irán a Sydney podrán venerar las reliquias de Pier Giorgio Frassati, uno de los diez patrones de la JMJ, que estarán expuestas en la catedral de la ciudad", según informaron a la agencia SIR fuente cercanas a la asociación fundada con el nombre del joven deportista y beato italiano.
"Ahora se está trabajando para llevar a Australia las reliquias. La solicitud la ha hecho el mismo Cardenal George Pell, Arzobispo de Sydney. La iniciativa entonces ha partido del comité organizador de la JMJ y por eso estamos felices", indican las fuentes a SIR.
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"Los restos colocados en un ataúd serán expuestos en la catedral en donde se creará un espacio especialmente acondicionado usando los cuatro paneles floreados pintados por la madre del beato y que son conservados en su tumba en la Catedral de Turín. El pedido de tener los restos mortales de Pier Giorgio Frassati no se refiere solo al periodo de la JMJ sino que se iniciaría el 15 de junio para que los jóvenes australianos conozcan y veneren al beato italiano", explicaron.
Durante la JMJ, también se prevé una muestra sobre el beato.
Su vida
Pier Giorgio Frassati nació en Turín, Italia, el 6 de abril de 1901. Creció en el seno de una familia muy rica. Su padre fue el fundador y director del diario La Stampa, caracterizado por ideas contrarias a la Iglesia Católica y su madre una notable pintora que le transmitió la fe.
En su adolescencia cultivó una profunda vida espiritual, se hizo activo miembro de la Acción Católica, el Apostolado de la oración, la Liga Eucarística y la Asociación de jóvenes adoradores universitarios.
Decidió estudiar Ingeniería Industrial Mecánica para trabajar cerca de los operarios pobres e ingresó al Politécnico de Turín donde fundó un círculo de jóvenes que buscaban hacer de Cristo el centro de su amistad.
Llevó una vida austera y destinaba a obras de caridad buena parte del dinero que sus padres le daban para sus gastos personales. Fue deportista, esquiador y montañista. Escaló los Alpes y el Valle de Aosta.
Cuando cumplió 24 años de edad le diagnosticaron poliomielitis fulminante, una enfermedad que lo llevó a la muerte en solo una semana.
Falleció el 4 de julio de 1925. Tuvo un multitudinario funeral entre amigos y personas pobres. Fue sepultado en la Catedral de Turín. Juan Pablo II lo beatificó en 1990.