Durante el rezo del Ángelus dominical, el Papa Benedicto XVI meditó sobre el Evangelio para este quinto domingo de Cuaresma y explicó que la resurrección de Lázaro nos recuerda que la muerte del cuerpo es solo un sueño “del que Dios nos puede despertar en cualquier momento”.
El Papa se refirió a la resurrección de Lázaro como el último “gran signo” hecho por Jesús, tras el cual “los sumos sacerdotes se reunieron en el Sanedrín, decidieron matarlo y matar al propio Lázaro, que era la prueba viviente de la divinidad de Cristo, el Señor de la vida y de la muerte”.
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“En realidad, este Evangelio muestra a Jesús como verdadero hombre y verdadero Dios” y recuerda que verdaderamente “la muerte del cuerpo es un sueño del que Dios nos puede despertar en cualquier momento”.
“Este señoría sobre la muerte no evita que Jesús tenga una sincera compasión ante el dolor que implica. El corazón de Cristo es divino-humano, en Cristo, Dios y Hombre se encuentran perfectamente, sin separación y sin confusión. Él es la imagen, de hecho, de la encarnación de Dios que es amor, misericordia, ternura maternal y paternal; de Dios que es vida”, indicó.
Según el Papa, Jesús hoy “nos dirige la pregunta” que hizo a Marta: “¿Crees esto?”
“Esta pregunta excede nuestra capacidad de entendimiento, y nos pide confiar en él, así como el confía en el Padre”, indicó el Papa y señaló que una respuesta: “Sí Señor. Creemos a pesar de nuestras dudas y oscuridades, creemos en ti, porque tienes palabras de vida eterna, esperamos regalos de vida después de la vida, una vida auténtica y plena en tu reino de luz y paz”.