Al recibir en el Vaticano a los miembros del Comité Pontificio de Ciencias Históricas, el Papa Benedicto XVI advirtió que el "desinterés por la historia" produce una sociedad "particularmente proclive a la manipulación ideológica".
Según el Papa, hoy no solo se afronta "una historiografía hostil al cristianismo y a la Iglesia", sino que "la historiografía de por sí atraviesa una crisis muy seria y debe luchar por su existencia en una sociedad plasmada por el positivismo y el materialismo; dos ideologías que han llevado a un entusiasmo desenfrenado por el progreso (...) que determina la concepción de la vida de amplios sectores de la sociedad. El pasado se presenta solamente como un oscuro telón de fondo sobre el que resplandecen el presente y el futuro con engañosas promesas".
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"Es típico de esta mentalidad el desinterés por la historia que se traduce en la marginación de las ciencias históricas. Todo ello produce una sociedad que, olvidada de su pasado y desprovista por lo tanto de los criterios adquiridos con la experiencia, no es capaz de proyectar una convivencia armoniosa y un compromiso común para realizar objetivos futuros. Una sociedad como esa es particularmente proclive a la manipulación ideológica", indicó.
Asimismo, advirtió que este peligro aumenta cada vez más a causa "del excesivo énfasis dado a la historia contemporánea, sobre todo cuando las investigaciones están condicionadas por una metodología inspirada en el positivismo y la sociología, ignorando otros ámbitos importantes de la realidad histórica e incluso enteras épocas".
"Si bien no atañe a la historia propiamente eclesiástica, el análisis histórico forma parte de la descripción del espacio vital donde la Iglesia ha llevado y lleva a cabo su misión a través de los siglos". "Indudablemente, la vida y la acción eclesial han sido siempre determinadas, facilitadas o dificultadas por los diversos contextos históricos. La Iglesia no es de este mundo pero vive en él y con él", recordó.
Tras señalar que las ciencias históricas son "un campo de gran interés para la vida de la Iglesia", el Papa recordó que fue León XIII quien, "frente a una historiografía orientada por el espíritu de su tiempo y hostil a la Iglesia abrió a la investigación el archivo de la Santa Sede convencido de que el estudio y la descripción de la auténtica historia de la Iglesia no podían por menos que serle favorables".