La comunidad católica de Mongolia recuperó la comunión tras "20 años de incomprensiones y divisiones", gracias a los lineamientos contenidos en la Carta que el Papa Benedicto XVI envió hace menos de un año a los católicos de China.
Según informó la agencia vaticana Fides, como "signo de comunión, en el contexto de la difícil y dolorosa historia de la comunidad católica" más de mil quinientos feligreses participaron del Primer Congreso de Evangelización, celebrado recientemente en la diócesis de Bao Tou.
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"Ahora la Iglesia está nuevamente unida; puedo finalmente volver a la casa del Padre con la conciencia en su sitio y sin rencor", afirmó un anciano de la pequeña comunidad católica y aseguró que todos están dispuestos a "escuchar la enseñanza de los apóstoles, en la unión fraterna, en la fracción del pan y en la oración".
Una de las actividades más intensas del encuentro fue la Procesión Eucarística, donde más de dos mil personas dejaron de lado rencores y conflictos y se unieron para acompañar al Santísimo Sacramento.
Según sostiene Fides, "en el pasado, esta comunidad vivió páginas gloriosas de la historia de la evangelización, que se remonta a los años 1300-1400, con un gran desarrollo en el siglo XIX gracias a los misioneros de Scheut (CICM). Lamentablemente todo fue destruido durante la revolución cultural. Cuando fue posible reabrir la iglesia, la primera cosa que hizo un sacerdote apenas salido de la cárcel fue celebrar la Santa Misa en campo abierto, bajo la nieve. Desde ese entonces, a lo largo de los últimos 20 años de camino, la vida de la comunidad ha estado signada, lamentablemente, por conflictos, incomprensiones y divergencias".