Al recibir en el Vaticano a los obispos de la Conferencia Episcopal de Guatemala al final de su visita "ad limina", el Papa Benedicto XVI pidió reforzar la formación de los católicos ante el fenómeno de las sectas y priorizar la “evangelización de las culturas”.
"La evangelización de las culturas es una tarea prioritaria para que la Palabra de Dios se haga accesible a todos y, acogida en la mente y en el corazón, sea luz que las ilumine y agua que las purifique con el mensaje del Evangelio que trae la salvación para todo el género humano", indicó el Papa.
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Asimismo, explicó que "la firmeza de la fe y la participación en los sacramentos hacen fuertes a vuestros fieles ante el riesgo de las sectas o de grupos pretendidamente carismáticos, que crean desorientación y llegan a poner en peligro la comunión eclesial".
Asimismo, reconoció que los obispos están preocupados por “el aumento de la violencia y la pobreza que afecta a grandes sectores de la población, provocando una fuerte emigración a otros países, con graves secuelas en el ámbito personal y familiar. Es una situación que invita a renovar vuestros esfuerzos para mostrar a todos el rostro misericordioso del Señor, del que la Iglesia está llamada a ser imagen, acompañando y sirviendo con generosidad y entrega especialmente a los que sufren y a los más desamparados".
El Papa también se refirió a la familia que es tradicionalmente vista como “el núcleo básico de la existencia y de la transmisión de la fe y los valores”. Frente a "los serios retos pastorales y humanos" que se perfilan para la institución familiar "la Iglesia se dedica siempre a formar sólidamente a quienes se preparan para contraer matrimonio, infundiendo constantemente fe y esperanza en los hogares y velando para que, con las ayudas necesarias, puedan cumplir con sus responsabilidades", indicó.
Benedicto XVI habló también de la relación entre obispos y presbíteros, y recordó a los prelados que estos últimos "necesitan siempre aliento para perseverar en el camino de la auténtica santidad sacerdotal, siendo verdaderos hombres de oración y también medios adecuados para ampliar su formación humana y teológica".
Finalmente, abordó las repercusiones en el ámbito de la evangelización del II Congreso Misionero Americano celebrado en Guatemala en 2003 y de la V Conferencia del Episcopado de América Latina y del Caribe (Aparecida, Brasil, 2007), e invitó a los obispos a "continuar con espíritu renovado la misión evangelizadora de la Iglesia en el contexto de los cambios culturales actuales y de la globalización, dando nuevo vigor a la predicación y a la catequesis, proclamando a Jesucristo, el Hijo de Dios, como fundamento y razón de ser de todo creyente".