El Arzobispo de San José, Mons. Hugo Barrantes Ureña, aseguró que "con su visita a Centroamérica, el Papa (Juan Pablo II) se convirtió en un gestor indiscutible de la paz en la región".
En una Eucaristía conmemorativa de los 25 años de la visita del Siervo de Dios a Costa Rica, el Prelado señaló que el Pontífice "nos recordó que era necesario aprender a ser más solidarios, que la Iglesia es una Madre que llama a sus fieles a comprometerse en la eliminación de la injusticia y en la superación del odio y la violencia"
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Asimismo, Mons. Barrantes indicó que el "Papa Juan Pablo II prestó una atención especial a los jóvenes". Es "un hecho que desde el comienzo de su Pontificado se creó un verdadero "feeling" entre él y los jóvenes. Los jóvenes han amado al Papa y el Papa ha amado a los jóvenes, viendo justamente en ellos el futuro de la Iglesia y de la sociedad".
"Actuó como maestro y amigo de los jóvenes; sus palabras no eran complacientes, eran exigentes: ‘jóvenes, amigos, sed vosotros mismos sin dejaros manipular, y mantened criterios de comportamiento sólidos’", recordó el Arzobispo de San José.
Por eso "una sociedad que quiera hacer una inversión, con abundantes réditos para mañana, debe consagrarse a educar integralmente a los jóvenes hoy", aseveró.
En otro momento, al bendecir el Monumento a Juan Pablo II, el Prelado señaló que "su visita a Centroamérica fue en un momento de mucha violencia y dolor, el Papa vino a compadecerse y consolarnos" y resaltó que su "preocupación permanente fueron los pobres", "el hombre que lucha y espera, que sufre y ama, que trabaja".
"Juan Pablo II se apoyó siempre en Cristo y, nos invitó a hacer lo mismo", él "luchó por la paz y nos dejó la tarea de construir la civilización del amor, una Costa Rica de paz, de justicia y solidaridad", por eso "hoy queremos renovar el compromiso de continuar con el noble encargo de construir un mundo mejor".
A la celebración asistieron autoridades civiles como la Primera Alcaldesa Suplente de San José, Maureen Clark, quien aseguró que "el Papa trajo en 1983 un mensaje de esperanza en medio de una convulsa Centroamérica"; y el ex Presidente Luis Alberto Monge, quien indicó que el Pontífice fue "el ser humano que alcanzó el más alto sitial de mi admiración".