Durante la audiencia con los Obispos de El Salvador que se encuentra en Roma concluyendo su visita "Ad Limina", el Papa Benedicto XVI destacó
En el discurso pronunciado en español, el Santo Padre recordó que "el pueblo salvadoreño se caracteriza por tener una fe viva y un profundo sentimiento religioso" y destacó que el Evangelio predicado "con fervor por pastores llenos de amor de Dios, como Mons. Óscar Arnulfo Romero, ha arraigado ampliamente en esa hermosa tierra".
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El Santo Padre lamentó la situación de pobreza por la que "muchos se ven obligados a emigrar en busca de mejores condiciones de vida, lo cual provoca a menudo consecuencias negativas para la estabilidad del matrimonio y de la familia. Sé también de los esfuerzos que estáis haciendo para promover la reconciliación y la paz en vuestro País, y superar así dolorosos acontecimientos del pasado".
Sin embargo, el Pontífice destacó que ante la evidente necesidad de "mejorar las estructuras y condiciones económicas", "no se ha de olvidar que el hombre no es un simple producto de las condiciones materiales o sociales en que vive".
"Necesita más, aspira a más de lo que la ciencia o cualquier iniciativa humana puede dar. Hay en él una inmensa sed de Dios. Sí, queridos Hermanos Obispos, los hombres anhelan a Dios en lo más íntimo de su corazón, y Él es el único que puede apagar su sed de plenitud y de vida, porque sólo Él nos puede dar la certeza de un amor incondicionado, de un amor más fuerte que la muerte", subrayó.
"Por ello –agregó- es preciso impulsar un ambicioso y audaz esfuerzo de evangelización en vuestras comunidades diocesanas, orientado a facilitar en todos los fieles ese encuentro íntimo con Cristo vivo que está a la base y en el origen del ser cristiano".
Al respecto, Benedicto XVI destacó la urgencia de una pastoral "centrada en Cristo mismo, al que hay que conocer, amar e imitar"; y para ello "hay que ayudar a los fieles laicos a que descubran cada vez más la riqueza espiritual de su bautismo", "que iluminará su compromiso de dar testimonio de Cristo en medio de la sociedad humana". El Papa explicó que para ello los seglares necesitan "una intensa vida de oración, escuchar asidua y humildemente la Palabra de Dios y participar frecuentemente en los sacramentos, así como adquirir un fuerte sentido de pertenencia eclesial y una sólida formación doctrinal, especialmente en cuanto se refiere a la doctrina social de la Iglesia".
Refiriéndose luego a los sacerdotes, el Santo Padre destacó que "ellos merecen vuestros mejores desvelos y vuestra cercanía a cada uno, conociendo su situación personal, atendiéndolos en todas sus necesidades espirituales y materiales y animándoles a proseguir con gozo su camino de santidad sacerdotal".
El Santo Padre destacó que "el amor y la fidelidad del sacerdote a su vocación será la mejor y más eficaz pastoral vocacional, así como un ejemplo y estímulo para vuestros seminaristas, que son el corazón de vuestras Diócesis, y en los que tenéis que volcar vuestros mejores recursos y energías, porque son esperanza para vuestras Iglesias".
Él es quien hace fecundo vuestro ministerio episcopal