La Fundación Lawton de Derechos Humanos demandó la liberación del médico pro-vida Oscar Elías Biscet –que cumple una condena a 25 años de cárcel- y todos los prisioneros de conciencia con ocasión de la visita del Secretario de Estado Vaticano, Cardenal Tarcisio Bertone, a la isla.
"Demandamos la libertad inmediata del Dr. Oscar Elías Biscet y todos los prisioneros políticos cubanos, para que sus actividades pacificas a favor de los derechos humanos puedan continuar junto con su batalla por la justicia en Cuba", indica la Fundación.
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Asimismo, pide "a todos los hombres y mujeres de buena voluntad, la prensa internacional, organizaciones de derechos humanos, organizaciones por la salud y dignatarios de naciones democráticas que denuncien su injusta encarcelación y las acusaciones criminales en su contra, ante el gobierno cubano, ya que su único crimen ha sido honrar la Declaración Universal por los Derechos Humanos en su propio país".
El Doctor Biscet
Oscar Elías Biscet, nacido en La Habana en 1961, ejerció la medicina en el hospital Hijas de Galicia hasta 1998, cuando fue despedido por denunciar la masacre del aborto legal en Cuba. Después de recibir una golpiza por agentes de la Seguridad del Estado, le prohibieron ejercer de nuevo la medicina.
Un año antes, el médico católico había creado la Fundación Lawton de Derechos Humanos junto a otros activistas en defensa de la vida y contra el aborto, la eutanasia y la pena de muerte.
Según su esposa, Elsa Morejón, Biscet recibió una gran inspiración con "la visita a Cuba de Juan Pablo II. A partir de las misas que se dieron, y de las predicaciones que se hicieron en las plazas de Cuba sobre el derecho a la vida".
Biscet pasó tres años en prisión y fue liberado a fines del año 2002. Regresó a su casa y un mes después, cuando se preparaba para reunirse con una delegación de activistas de derechos humanos de Matanzas, la policía secreta lo detuvo junto a varios delegados. Fue acusado de actividades peligrosas y sentenciado a 25 años de cárcel, que cumple en una prisión de Pinar del Río.
Actualmente, pasa sus días en una celda de máxima seguridad, no puede tener ni una Biblia y su salud está muy deteriorada.