Durante un discurso pronunciado el jueves por la tarde en el Seminario Arquidiocesano San Carlos y San Ambrosio de La Habana, el Cardenal Tarcisio Bertone pidió a los seminaristas cubanos prepararse seriamente para una vida de entrega generosa cargada de gozos y sufrimientos en medio de la realidad del país.
Tras transmitir el saludo afectuoso del Papa Benedicto XVI, el Cardenal Bertone recordó que "la Iglesia en Cuba, como en otras partes del mundo, necesita sacerdotes apasionados por el Señor y muy cercanos a sus hermanos; sacerdotes que sobresalgan por su doctrina y celo apostólico, que hablen a Dios de sus hermanos y a éstos del amor que Él les tiene, y que todo esto lo hagan con dedicación intachable".
Recibe las principales noticias de ACI Prensa por WhatsApp y Telegram
Cada vez es más difícil ver noticias católicas en las redes sociales. Suscríbete a nuestros canales gratuitos hoy:
El Secretario de Estado recordó a los seminaristas que "dentro de poco, si Dios quiere, se van a incorporar como sacerdotes a un rico patrimonio espiritual, en el que se alternan gozos y sufrimientos, períodos de esplendor y períodos de dificultades. Contemplen con fe y gratitud a los preclaros testigos del Evangelio que los precedieron, imiten su audacia y, con la ayuda y el ejemplo de sus Formadores, afronten con decisión estos años de Seminario, aprovechándolos al máximo para crecer en sabiduría y en gracia ante Dios y los hombres".
"Estoy convencido de que el Seminario es un tiempo de gracia", agregó.
Luego de recordar la exhortación a la formación intelectual, humana y espiritual que hiciera el Papa Juan Pablo II, el Cardenal Bertone destacó que el Seminario "es un tiempo para ahondar en la amistad con Cristo y para robustecer nuestro sentido de Iglesia, porque también a Ustedes, como a aquellos dos discípulos de Juan que vieron pasar a Jesús, el Señor les invita a estar con Él".
"Tengan siempre en cuenta que están en esta Institución para escuchar, una y otra vez, cómo Cristo los llama a dialogar con Él y a ahondar en el amor infinito que les tiene. Bien saben que Él los eligió por pura benevolencia, no a causa de los méritos que Ustedes tienen. Siéntanse, pues, destinatarios privilegiados de este amor y respondan a esta predilección divina con humilde generosidad", agregó.
"El estudio ha de ser, pues, riguroso, ordenado y concienzudo, en consonancia con la trascendental labor que les aguarda: llevar a sus contemporáneos la Buena Nueva de la salvación, nutriéndolos con la Eucaristía y mostrándoles al mismo tiempo, de palabra y con el propio testimonio, que Dios es amor", dijo también el Cardenal.
Dirigiéndose luego a los formadores, el Secretario de Estado les pidió seguir formando la dimensión espiritual en los Seminaristas para que sientan aprecio por la oración, la Eucaristía, el conocimiento de la Palabra de Dios y de la tradición viva de la Iglesia, la confesión frecuente, la comunión fraterna con sus compañeros y la ascesis como participación en la cruz de Cristo".
"Sigan ahondando en la formación humana, que ayudará al aspirante al Sacerdocio a adquirir la madurez de su personalidad, caracterizada por el sentido de responsabilidad y el buen uso de la libertad, por la fidelidad a la palabra dada, por la capacidad de asumir libremente compromisos definitivos como los que entraña la vocación de consagración a Dios en el celibato sacerdotal y los demás aspectos del ministerio presbiteral", agregó.
El Cardenal Tarcisio Bertone concluyó: "Queridos amigos, los desafíos son grandes y complejos. ¡No tengan miedo! En este itinerario, permítanme que les diga, cuentan con una aliada inestimable. Me refiero a María, la Madre de Jesús. Estoy seguro de que Ustedes, como san Juan en el Calvario, ya han acogido a la Virgen 'en su casa', es decir, en su corazón, en su vida, en sus alegrías y dificultades". "En la escuela de María se preparó Jesús para su ministerio de Buen Pastor. Así también, en la escuela de María, el futuro pastor de almas ha de forjar su personalidad como discípulo fiel de Cristo".