En un discurso en el que recordó el cuarto voto jesuita, que implica amar y servir al Santo Padre, el Papa Benedicto XVI señaló a los miembros de la Compañía de Jesús la necesidad de conservar la verdad y la unidad de la doctrina católica en su plenitud.
Durante la audiencia que concedió a los miembros que participan en la 35 Congregación General de la Compañía de Jesús, que recientemente eligió al P. Adolfo Nicolás como Prepósito General, el Santo Padre comenzó reconociendo que "vuestra congregación se desarrolla en un periodo de grandes cambios sociales, económicos, políticos; de marcados problemas éticos, culturales y ambientales, de conflictos de todo tipo; pero también de comunicaciones más intensas entre los pueblos, de nuevas posibilidades de conocimiento y de diálogo, de profundas aspiraciones a la paz".
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"La Iglesia tiene necesidad urgente de personas de fe sólida y profunda, de cultura seria y de sensibilidad humana y social genuina, de religiosos y sacerdotes que dediquen su vida a estar en estas fronteras para testimoniar y ayudar a comprender que existe una armonía profunda entre fe y razón, entre espíritu evangélico, sed de justicia y empeño por la paz", dijo el Pontífice.
La Compañía de Jesús, continuó Benedicto XVI, "fiel a su mejor tradición, debe seguir formando con gran atención a sus miembros en la ciencia y en la virtud, sin conformarse con la mediocridad porque la tarea de la confrontación y del diálogo con los contextos sociales y culturales muy diversos y las mentalidades diferentes del mundo de hoy es una de las más difíciles y costosas".
"Mientras tratáis de construir puentes de comprensión y de diálogo con quienes no pertenecen a la Iglesia o tienen dificultad para aceptar sus posiciones y sus mensajes, tenéis que haceros cargo con lealtad del deber fundamental de la Iglesia de mantenerse fiel a su mandato de adherir totalmente a la Palabra de Dios, y de la tarea del Magisterio de conservar la verdad y la unidad de la doctrina católica en su integridad", agregó el Papa.
"Esto –subrayó- es válido no solo para el compromiso de cada jesuita: como trabajáis como miembros de un cuerpo apostólico, tenéis que estar también atentos para que vuestras obras e instituciones conserven siempre una clara y explícita identidad, para que el fin de vuestra actividad apostólica no sea ambigua u oscura, y para que tantas otras personas puedan compartir vuestros ideales y unirse a vosotros eficazmente y con entusiasmo, colaborando a vuestro compromiso de servicio de Dios y del ser humano".
El Santo Padre señaló luego que "los temas, sobre los que hoy se discute y se ponen en duda, como el de la salvación de todos los hombres en Cristo, la moral sexual, el matrimonio y la familia, deben considerarse en el contexto de la realidad contemporánea, pero conservando aquella sintonía con el Magisterio que evita provocar confusión y desconcierto en el Pueblo de Dios".
El Santo Padre animó a los padres jesuitas a "seguir y a renovar" su misión entre los pobres y con los pobres. "Para nosotros -dijo-, la elección de los pobres no es ideológica, sino que nace del Evangelio". Además de "esforzarse por comprender y combatir las causas estructurales" de las situaciones de injusticia y de pobreza, también "es necesario -añadió- combatir hasta en el mismo corazón del ser humano las raíces profundas del mal, el pecado que lo separa de Dios, sin olvidarse de atender las necesidades más urgentes en el espíritu de la caridad de Cristo".
Benedicto XVI señaló que comprende que éste es "un punto particularmente sensible", para algunos jesuitas; "precisamente por ello os he invitado y os invito también hoy a reflexionar para encontrar el sentido más pleno de aquel característico 'cuarto voto' vuestro de obediencia al Sucesor de Pedro, que no implica solamente la prontitud a ser enviados en misión a tierras lejanas, sino que también – en el más genuino espíritu ignaciano de 'sentir con la Iglesia y en la Iglesia' – a 'amar y servir' al Vicario de Cristo en la tierra con aquella devoción 'afectiva y efectiva' que debe hacer de vosotros sus valiosos e insustituibles colaboradores en su servicio para la Iglesia Universal".
Refiriéndose por último a los Ejercicios Espirituales, el Papa pidió que siguieran siendo "un instrumento precioso y eficaz para el crecimiento espiritual de las almas", porque "los Ejercicios Espirituales representan un camino y un método particularmente precioso para buscar y encontrar el rostro de Dios, en nosotros, y a nuestro alrededor y en todas las cosas, para conocer su voluntad y ponerla en práctica".