El Arzobispo de Guatemala, Cardenal Rodolfo Quezada Toruño, afirmó que la pena de muerte no resuelve el problema de la inseguridad en el país e indicó que no defiende a los delincuentes, sino que su postura va de acuerdo a la defensa de la vida que hace la Iglesia, tal "como lo hizo durante el conflicto armado y lo hace ahora ante la ola de violencia".
En declaraciones a un medio local, el Purpurado se refirió a la reciente restitución por parte del Congreso del indulto presidencial, el cual se convierte en el último recurso al que pueden recurrir los condenados a muerte.
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Esta figura legal fue eliminada en el año 2000 por el Presidente Alfonso Portillo, lo que ocasionó que en los últimos ocho años no se pudiera aplicar, en la práctica, la pena capital a 41 condenados a muerte.
El Cardenal lamentó que se esté politizando el tema y señaló que con la pena de muerte de satisface "de manera incorrecta la justa indignación de sobrevivientes de las víctimas", a la vez que indicó que se hace "muy difícil distinguir entre justicia y venganza".
Según se indicó, con la restitución de la gracia presidencial el reo podrá pedir que se le cambie la pena capital por el máximo tiempo de prisión, que es de 50 años, en un plazo de 15 días hábiles tras la firma de la sentencia. El mandatario tiene 30 días para resolver la solicitud, en caso contrario, se considerará que la petición ha sido "denegada tácitamente".