El Presidente del Concilio Plenario Venezolano, Mons. Ovidio Pérez Morales, condenó el reciente ataque con explosivos contra la Nunciatura Apostólica y señaló que parte de la responsabilidad es del Gobierno pues desde el Presidente Hugo Chávez se ha creado un ambiente bélico; indicó además que el atentado demuestra que el edificio diplomático no es protegido según las normas.
En declaraciones a Unión Radio, el Prelado afirmó que lo sucedido "provoca y llama a una denuncia muy fuerte por parte de la Iglesia y los venezolanos en general", porque no es un hecho aislado, sino parte de una secuencia de agresiones a la Nunciatura, que más que una sede diplomática, es para los católicos como la casa del Papa en Venezuela.
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En ese sentido, Mons. Ovidio señaló que el ataque demuestra que el Estado no cumple con su obligación de cuidar las sedes diplomáticas tal como lo estipula la Comisión de Viena. Dijo que "uno puede partir del principio que la Nunciatura es vigilada, controlada, espiada, pero no hay algo que impida estos hechos así".
En sus declaraciones, recordó que esta campaña agresiva ha partido desde el mismo Presidente Hugo Chávez, quien con sus insultos a las autoridades eclesiásticas demuestra que no respeta al pueblo venezolano que es mayoritariamente católico.
Asimismo, indicó que el Episcopado acudirá a las instancias necesarias para expresar su protesta formal. Sin embargo, añadió que esto no debe partir solo de los organismos eclesiásticos, sino "de la población católica que reclama respeto para sus dirigentes religiosos".
Por otro lado, cuestionó que el Gobierno venezolano se ocupe de asuntos externos como el problema de las FARC, y no dialogue con los sectores internos; "al contrario vivimos en un clima continuo de amenazas, amedrentamiento".
Finalmente, tras reafirmar la vocación reconciliadora de la Iglesia, el Prelado criticó que "cuando los que están de este lado del escritorio pasan al otro lado del escritorio y les toca gobernar", se olvidan las situaciones difíciles por las que pasaron y de que es "necesario respetar a la Iglesia en su tratamiento de la paz, justicia, de opción por los más débiles; y entonces se acusa a la Iglesia de conspiradores".