En una entrevista concedida al diario vaticano L’Osservatore Romano, el Cardenal Albert Vanhoye, ex secretario de la Pontificia Comisión Bíblica y seleccionado por el Papa Benedicto XVI para dar el retiro de Cuaresma a la Curia romana, señaló que los Ejercicios Espirituales son necesarios para renovarse en la propia vocación cristiana.
"La soledad de todo retiro es necesaria para la profundización personal. Encontrarse solos ante la presencia de Dios favorece una reflexión profunda. En la soledad el hombre se da cuenta de las propias aspiraciones íntimas, de las debilidades y de la posibilidad ponerse en sintonía con Dios", explicó el Cardenal, que estos días pronuncia las reflexiones sobre el tema "Acojamos a Cristo nuestro Sumo Sacerdote".
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El Purpurado señaló que un tema central de la reflexión que comparte estos días con el Papa, los cardenales y demás funcionarios de la curia vaticana se centra "en el aspecto más impresionante de Jesús: el Hijo de Dios se ha hecho hermano de los pecadores, sin, evidentemente, la mínima complicidad con el pecado. Sin embargo, ha aceptado la condición provocada por los pecados humanos. No ha querido para sí una existencia apartada de los mortales comunes, sino que, por el contrario, ha buscado una existencia humilde".
El biblista jesuita señaló en la entrevista que Jesucristo es el sumo sacerdote porque "transformó una condena a muerte la ocasión de las más grande docilidad hacia el Padre y de la más grande solidaridad hacia los hombres. Estas son las dos dimensiones del sacrificio de Cristo, que corresponden a las dos dimensiones de la Cruz".
El Cardenal reveló en la entrevista que el retiro que actualmente dirige se centra en la Carta a los Hebreos "el único libro de la Biblia donde se desarrolla específicamente el sacerdocio de Cristo".
El Cardenal explicó también que la aplicación del título de "sumo sacerdote" a Cristo es iniciativa del autor de la Carta a los Hebreos, que utiliza el término archierèus, que significa ‘sacerdote-cabeza’. "Aplicado a Cristo, el término indica el perfecto cumplimiento en Cristo del concepto de sacerdote. Cristo, es el perfecto mediador entre nosotros y Dios, que nos introduce en su comunión con el Padre".
El Cardenal Vanhoye concluyó señalando que "los Ejercicios Espirituales son una práctica que debe vivir toda comunidad cristiana, precisamente para volvernos a poner en contacto con el Señor. Ellos sirven para ponerse en actitud de disponibilidad y también para recibir las luces para decidir el camino que debemos tomar. Gracias a este período de contacto más intenso con el Señor, la persona encuentra más fácilmente su camino, y ve aquello que debería abandonar".
"Los ejercicios son una especie de vivificación de la vida espiritual, que es siempre útil, para que en la vida ordinaria el contacto con el Señor pueda verse alentado", dijo finalmente.