Una fortuna que la valenciana Natalia Mendiola, fallecida en 1951, había dejado para la creación de una fundación a favor de enfermos terminales que fuese presidida por el Arzobispo local, fue descubierta después de más de medio siglo.
Según el diario electrónico Las Provincias, no se sabe a ciencia cierta por qué los albaceas no informaron al Arzobispado de Valencia sobre la fortuna que la viuda destinó para la atención de enfermos terminales sin recursos económicos.
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Sin embargo, fuentes eclesiales indicaron que tras tomar conocimiento de los hechos, se ha constituido la fundación para hacer realidad los últimos deseos de Mendiola.
Los bienes destinados por la viuda para la fundación son un edificio señorial en la calle Pascual y Genís, y una vivienda en la calle Salamanca.
La entidad canónica, sin fines de lucro, estará regida por el Cardenal Agustín García-Gasco y la superiora en Valencia de las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl, según el deseo expresado por Natalia Mendiola en su testamento. Otras seis personas completan el patronato.
Asimismo, fuentes citadas por el diario explicaron que la fundación "actuará directamente o facilitando los medios necesarios a instituciones que realicen los fines fundacionales", es decir, "practicar la caridad evangélica a través de la atención y el cuidado de enfermos".