El Arzobispo de Valencia, Cardenal Agustín García-Gasco y Vicente, afirmó que "el respeto por el medio ambiente no puede ser confundido con una adoración de la naturaleza como si fuera superior a las personas", pues "el valor del ser humano está por encima de toda la creación".
En su carta semanal, el Purpurado señala que así como "toda familia necesita una casa", del mismo modo "para la familia humana esta casa es la Tierra, el ambiente que Dios creador nos ha dado para que lo habitemos con creatividad y responsabilidad", realizándose así "un interesante paralelismo entre la defensa del medio ambiente como extensión del hogar de cada familia".
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"El respeto por el medio ambiente no puede ser confundido con una adoración de la naturaleza", recuerda el Arzobispo de Valencia y agrega que el respeto al "medio ambiente no quiere decir que la naturaleza material o animal sea más importante que el hombre".
"La adecuada educación medioambiental apunta en otra dirección: si se crean los hábitos adecuados, el ser humano es capaz de tener respeto por los demás y por el medio ambiente, es capaz de vencer el egoísmo y el afán acumulativo", asevera.
Asimismo, el Cardenal García-Gasco señala que "el cuidado del medio ambiente y la protección de la familia coinciden y se refuerzan cuando se reconoce a Dios como Padre de la humanidad", pues "ni la vida humana, ni el resto de la vida conocida, ni el mundo material se entienden mejor prescindiendo de Dios".
La familia es "la comunidad educadora que más fácilmente puede transmitir aquellos hábitos que nos permiten cuidar el medio ambiente", en ella "se aprende la verdadera ecología humana, la que integra en el ser humano su dimensión corporal y su dimensión espiritual", asegura.
"Abrirse a la dimensión religiosa es reconciliarse con la propia naturaleza humana que lleva impregnada en su alma el anhelo de eternidad, don exclusivo del ser humano", concluye el Purpurado.