Un reciente evento titulado "Benedicto XVI y La Sapienza: Una lección que no debe perderse" se realizó en la Universidad de Bologna, en la que distinguidos hombres de la Iglesia y la cultura criticaron la estrechez de quienes oponiéndose a la visita papal para la inauguración del año académico, expresaron su "miedo al diálogo entre fe y razón".

Fabio Ruggiero escribió un artículo publicado en L'Osservatore Romano (LOR) en el que da cuenta de este encuentro en el que participaron, entre otros, los cardenales Giacomo Biffi y Carlo Cafarra; así como el rector magnífico de la Universidad de Bologna, Pier Ugo Calzolari. Este evento fue promovido por el Instituto Veritatis Splendor y el Centro Cultural Enrico Manfredini.

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El Cardenal Cafarra, actual Arzobispo de Bologna, recordó en su intervención –leída por otra persona por haberse ausentado por enfermedad– que el Papa recuerda que "la invitación a la razón a no autoencarcelarse dentro de los fenómenos verificables es una invitación al hombre, a cada hombre, a no renunciar a buscar la respuesta a ninguna pregunta sensata; a no contentarse con cosas pequeñas, sino que busque la verdad última en el sentido radical. Es éste el 'deseo extremo' del hombre".

Dirigiéndose a los jóvenes presentes los ha exhortado a "no ocultar ninguna pregunta que surja de vuestro corazón. Que la búsqueda y la posesión de la verdad sea su alegría más pura. Tal vez la más bella definición de universidad la dio San Alberto Magno: in dulcedine societatis quarere veritatem. La dulzura de una indivisible búsqueda de la verdad, queridos jóvenes, es lo que les auguro".

"Por su parte, el rector magnífico de la Universidad de Bologna, Pier Ugo Calzolari, evidenció el valor de la ciencia y sus límites, el riesgo del reduccionismo de cariz positivista, el significado de la laicidad rectamente entendida", escribe Ruggiero.

"El rector también hizo notar la inconsistencia racional de cuantos han sostenido la imposibilidad de discutir con quienes, como el Papa, a su modo de ver, afirman ser ya poseedores de la verdad. En realidad, una manera parecida de argumentar constituye un verdadero y tangible cortocircuito lógico, que llevado al extremo, puede conducir a una especie de 'inquisición laica', profundamente liberal", prosigue el columnista.

Para Calzolari, "el incidente de Roma ha demostrado desconsoladamente cómo el pensamiento laico menos preparado ha perdido la orientación, olvidándose del principio de autonomía, que postula necesariamente la confrontación con el otro".