"La centralidad de Dios en la vida del hombre, la racionalidad de la fe, la libertad y la belleza", son en la enseñanza de Benedicto XVI, los pilares sobre los que debe fundarse la pastoral juvenil, precisó el Presidente del Pontificio Consejo para los Laicos, Cardenal Stanislaw Rylko, durante el Congreso de Pastoral Juvenil de la Conferencia Episcopal Italiana.
Recorriendo el Magisterio del Papa en materia de pastoral con los jóvenes, el Purpurado afirmó que "el problema fundamental de los jóvenes es que no comprenden que Dios y su respuesta es el Dios que ha querido darnos a Cristo. Las jóvenes generaciones tienen el derecho de recibir el anuncio de Dios de manera explícita y directa. Hay sed de Dios en nuestros jóvenes".
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"En el mundo confuso del relativismo el Pontífice recuerda el principio de la racionalidad de la fe. El diálogo entre fe y razón ofrece la posibilidad de percibir la racionalidad de la fe en Dios. Por esto la pastoral juvenil no puede contentarse con experiencias efímeras y superficiales sino apuntar en profundidad para demostrar que vivir en cristiano es realizable y razonable", prosiguió el Cardenal.
La pastoral juvenil toca entonces, el ámbito de la "libertad y su uso correcto, un asunto decisivo para la vida que encara la elección vocacional", añadió.
Ante la fragilidad psicológica de los jóvenes, subrayó el Cardenal Rylko recordando las palabras del Papa, "sirve una educación verdadera que necesita desarrollar la valentía para las decisiones definitivas como el matrimonio cristiano, el sacerdocio y la vida consagrada".
Tras indicar que la vida cristiana es bella, el Purpurado destacó que "hoy el cristianismo es considerado un cúmulo de deberes que mortifican la libertad y el deseo de felicidad. Pero es realmente lo contrario, es un fascinante programa de vida del todo positivo por el que vale la pena esforzarse. El desafío decisivo de la pastoral juvenil es mostrarle a los jóvenes el rostro luminoso de Cristo y convencerlos de que ser cristiano es bello y justo".
"Quien está llamado a sacar adelante la pastoral juvenil tiene necesidad de madurar una personalidad cristiana sólida y debe estar animado por una alegría bien enraizada. Los educadores ya sean hombres o mujeres de esperanza, deben portar una esperanza contagiosa para los jóvenes", concluyó el Cardenal.